Aunque se viva abstraído en un mundo ajeno al ambiente morboso casi mórbido de la política espectáculo española actual, esta semana ha resultado difícil escapar al filibusterismo del regresado Aznar, el expresidente perdonavidas que nos metió en una guerra no declarada. Pletórico de soberbia y arrogancia, altanero, desafiante, provocador, displicente, trabucaire, atrabiliario, amenazador, despreciativo, con tics y miradas de capo-capone, conformando una imagen chulesca de “sobrao y echaopalante”, pero sobre todo mentiroso; mintió más que habló, con mirada de chulito de barrio, de esas que avisan que pasas por su territorio marcado. Le vi seguro, totalmente aplomado con el arrope de muchos parlamentarios a sus guiños dictatoriales. Pero creo, y me temo, que también con el de muchos ciudadanos. He ahí nuestro vericueto social: millones de ciudadanos/as se creyeron y siguen creyendo sus mentiras, sobre la guerra y sobre sus latrocinios y cajas-B.
Con la vuelta ciclista a España se ha paseado por Getxo un fantasma abanderado, tildando a los ciudadanos de antiespañoles, a mí entre ellos; no hacerle ni caso no le arredraba para seguir intimidando. En Barakaldo han aparecido pintadas con banderas del águila bicéfala y otras simbologías franquista-fascistas. Llama extremadamente la atención la movida sobre el Valle de los Caídos, “partidos democráticos” oponiéndose al descabalgamiento y a la exhumación de los restos de un dictador; si les aplicásemos el mismo argumentario contra-catalán actual habría que procesarles, tal vez por sedición. Pero paseando por la España profunda, y solo por citar por la muralla sur de Ávila, veremos un bar envuelto en banderas y símbolos preconstitucionales claramente fascistas/franquista y podremos constatar su éxito popular? es para repensárselo, porque tal vez no sea que los políticos estén excitando al pueblo, sino que éste para darles sus votos les reclame una mirada agradecida y condescendiente hacia un pasado añorado cara al sol que muchos consideran que les fue beneficioso cuando no esplendoroso. Que una parlamentariaPP en el Madrid de 2018 referencie “El Caudillo” es solo un síntoma de lo que se cuece por debajo. Que el alcalde (PSOE, sin señalar) de Águeda (Salamanca) reclame los restos de Franco para un mausoleo en la seguridad de que serán un activo turístico, también es sintomático. Como fui mucho más joven que hoy, aún recuerdo los indultos y medallas a torturadores de disidentes políticos. Hoy, Billy el Niño cobra sobresueldo por sus torturas y el coronel responsable de la UCO fue indultado y ascendido por lo mismo; el presente de mi ayer juvenil.
Sostienen muchos expertos que la historia es cíclica en espirales de planos cambiantes y al parecer ahora toca un giro hacia el rancio conservador. Porque algunos miran a Europa buscando amparo ante el nuevo despliegue del águila bicéfala imperial, pero se topan con el giro dextrógiro en Suecia, la no separación de poderes en Polonia, los movimientos ultraderechistas neonazis en Baviera, la ultraderecha xenófoba gobernante en Hungría y Austria, el populismo agazapado en Francia y la vertiginosa mussolinización de la política italiana. ¿Por qué íbamos a ser diferentes? Gustan las soluciones viejunas a problemas nuevos, y orgullosos. ¡Todo bien atado!
Al menos alivia y reconcilia con la humanidad ver la solidaridad de tantos con los pacientes de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.