dESDE hace varias semanas son muchos los que me mandan el mismo WhatsApp en Onda Vasca. Cuando hablo de Kuko me dicen, José Ángel Ziganda. Al principio pensaba, vaya tontería, ahora creo que llevan razón. Kuko fue ese jugador listo, hábil, goleador, con mucho carácter que tuvo el Athletic hace unos años y que entre otras cosas con sus goles permitió a los leones continuar en Primera División. Vivió momentos muy buenos, pero también malos; supo lidiar con todos ellos, era futbolista.

Ahora la cosa es más compleja, está al otro lado. Ya no cuentan sus carreras por la banda ni sus goles. Todo lo contrario, ahora es el jefe de todos esos que hacen lo que él en su día manejaba a la perfección. El rol es muy distinto y los problemas son mucho mayores. No tiene que preocuparse solo de sí mismo, ahora hay un tropel de jugadores a su servicio y una afición pendiente de sus movimientos.

Ziganda planteó de inicio un esquema de funcionamiento que hasta la fecha no se ha concretado y ya estamos en la jornada 23. Nos ilusionamos con sus palabras y se las está llevando el viento. Han pasado muchos futbolistas por las alineaciones pero ninguno ha alcanzado su mejor nivel. Es más, yo diría que el rendimiento de la mayoría no tiene nada que ver con sus verdaderas capacidades. Ahora hasta el más virtuoso parece del montón y el balón quema en los pies de los peloteros. Mal síntoma.

Para colmo, ante el Girona cambió de sistema y desastre total. Todos desubicados, sin sitio y mirando al de al lado buscando explicaciones. El entrenador está para dar seguridad no para sembrar la duda. Kuko debe tirar de aquel jugador, listo donde los haya, de ahí su apodo, para sacar esto adelante y desde lo básico ordenar lo que está “manga por hombro”. La tabla dice que los de arriba no se han escapado y que a nada que el tema mejore se estará con ellos. Háganlo señores.