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Sigue la tradición

Pleno de las Juntas Generales. ¿Gernika? No, se equivocan. Ayer se celebró en Gerediaga, una de las tres Casas de Juntas, además de su sede administrativa de Bilbao, que existen en el territorio. Aunque durante todo el curso las sesiones plenarias se celebran en la villa de Busturialdea, dos veces al año los apoderados se reúnen en las históricas sedes, una la de Gerediaga, coincidiendo más o menos con el inicio del curso político, y la otra en Abellaneda, generalmente la última sesión antes del mes de agosto. A estas reuniones suelen acudir también los representantes, alcaldes y concejales de los ayuntamientos del entorno, como las alcaldesas de Zaldibar e Izurtza, Arantza Baigorri y Eva María Muñoz, que ayer no faltaron a esta llamada a Juntas.

Y, aunque estas dos casas no están tan preparadas como la de Gernika, es una bonita tradición que honra nuestra historia y recuerda los lugares en los que se reunían los antiguos representantes de las villas de la Merindad de Durango y las Encartaciones. Les digo que no están tan preparadas porque son curiosos los salones de plenos; en Gerediaga todos los apoderados se sientan en bancadas corridas de piedra, situadas a tres alturas unas frente a otras, mientras que en Abellaneda se celebran en una pequeña sala, casi en el sótano, con muros de medio metro de grosor, pequeñas ventanas y varias columnas que no te dejan ver muy bien quién está hablando desde el atril. Las dos tienen su aquel, acudan a verlos.

Pero, sobre todo, vayan a visitarlos para conocer la historia de nuestras instituciones y disfrutar del paisaje. En ambos casos, espectacular. En Gerediaga, además de ser un balcón excepcional sobre toda la crestería del Anboto, podrán ver los mojones de piedra en los que, en un gran círculo y dando la espalda a la ermita, se sentaban los representantes de cada anteiglesia de Durangaldea. Mi rincón favorito. En el pasado, esta comarca tuvo una vida política autónoma, decidiendo acerca de sus propios asuntos, e incluso en algunas épocas estuvo separado políticamente del resto de Bizkaia. Y, aunque la primitiva ermita ya no existe y el edificio es moderno -en su interior se guardan, eso sí, unas antiguas tallas originales-, ahí está también el roble, siguiendo la tradición de las reuniones medievales. Junto a Gerediaga Elkartea, se han colocado además todos los paneles explicativos de la historia del lugar y un mapa con todos los montes de la crestería. No se lo pierdan, la campa está abierta al público todos los días.