No pasa nada, todos tranquilos que no deja de ser una circunstancia pasajera, un capricho del destino, esto de tener disponible a un solo central específico para afrontar el partido contra el Espanyol del próximo lunes. Ya, que sí, que en la plantilla solo hay un jugador para ocupar las dos posiciones centrales de la zaga y, sin embargo, pese a que pudiera parecer lo contrario, no es razón suficiente para preocuparse. Por cierto, se supone que idéntica situación se dará unos días antes, el jueves, con motivo del compromiso copero con el Ourense; pero lo dicho, no merece darle más vueltas. Para qué ponerse a profundizar en torno a algo que no siendo habitual seguro que se resolverá más adelante, pasado un tiempo.

Todas las reflexiones anteriores encajarían perfectamente, a modo de complemento, con las declaraciones efectuadas en Vigo por Mikel González, máximo responsable del área deportiva del Athletic. En las mismas negó que el club fuese a acudir al mercado invernal en busca de un central porque Lezama proveerá, “siempre” lo hace, apostilló. Antes recordó que en la plantilla aparecen cinco centrales en nómina, dato que “la realidad” desmiente al existir solo “dos sanos”, en referencia a Vivian, quien se pierde la siguiente cita liguera por sanción, y Paredes, que presumiblemente en Copa quedará exento para asegurar su presencia el lunes.

Por supuesto que el déficit de defensas centrales disponibles no guarda relación alguna con el hecho de haber afrontado el curso con únicamente tres útiles. Esto, González seguro que lo tiene clarísimo y con ello ha tragado Ernesto Valverde, el mismo que declaró en su día que gestionar una temporada con solo tres centrales era una auténtica temeridad. El director del fútbol remató su intervención con las siguientes perlas: “Esperamos que Laporte se recupere lo antes posible”, “Yeray podrá entrenar a partir de febrero” y “Egiluz se va recuperando en Lezama”.

O sea que, por si cupiese alguna duda o inquietud, lo dicho al principio: no pasa nada. Aunque acaso en un plazo cercano a los dos meses Laporte obtenga el alta médica, Egiluz avance en la rehabilitación de una lesión muy grave y a Yeray le permitan reunirse con sus compañeros para entrenar, Vivian y Paredes permanecerán firmes en sus puestos para subsanar una planificación penosa. No se olvide que el problema de Yeray se conoció en mayo o en junio como tarde, que a Egiluz se le rompió una rodilla en julio y que Laporte fue fichado al límite del cierre del mercado y, en semejante tesitura, más vale no saber a qué precio. Y es que para entonces era o Laporte o un desastre de dimensiones incalculables.

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Y Laporte acabó viniendo a la que fuera su casa, pero sin preparación para jugar, pues no competía desde abril. Se estrenó a finales de septiembre, alejado del nivel que ofrecía antes de recalar en la liga saudí, donde el grado de exigencia no es equiparable al de la Premier, ni al que impera por estos lares. Ello no ha sido óbice para que haya gozado de la preferencia del técnico. Le avalan su fama y su condición de fichaje mediático. De momento, cabe afirmar que por rendimiento no ha cumplido las expectativas: ni ejerce el rol de líder ni tiene el peso específico esperado en el conjunto. Basta con remitirse al balance defensivo para hacerse una idea aproximada sobre su impacto real.

El que lo paga es Paredes, el más entonado del trío, pues parece que a Vivian no le ha sentado muy bien que le cambien el compañero de fatigas y lleva muchas semanas dando síntomas de nerviosismo. Igual le afecta asimismo tanta alabanza, escuchar eso de “Teniente” y el ir tan a menudo con España para calentar banquillo.