Manos armadas con bolígrafos caros, teléfonos móviles de última generación y relojes aún más caros. Esas eran las armas de Miguel Blesa, Enrique de la Torre, Ricardo Morado y Juan Astorqui. En Vozpópuli explican perfectamente en qué consistió el atraco: “La cúpula de Caja Madrid salió de la entidad vaciando las arcas que dejaba atrás, según el FROB. Los directivos inflaron las indemnizaciones que les correspondían hasta multiplicarlas por 10. Percibieron 10,5 millones cuando deberían haber cobrado 1,4”.
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