Dibujos y bocetos de un poeta: Mikel Lasa
A muchos poetas les han tentado a lo largo de la historia el dibujo y la pintura, como a muchos artistas plásticos les ha gustado y han ejecutado la poesía y la literatura. Las artes estás más interseccionadas de lo que parece a primera vista.
Mikel Lasa (Donostia, 1938) ya en la tercera edición de su Poema Bilduma trazó 22 ilustraciones, fiel a su afición constante de toda la vida, cosa que no ha hecho con la poesía.
Sus dibujos, bocetos y acuarelas, trazados sobre papel y plasmados y recogidos en sus Cuadernos de Viaje por medio mundo, son precisamente eso, recuerdos de un instante, de un paisaje, de un personaje, un animal, un objeto, que surge en el horizonte de la vida como un hito emergente que atrae y que con rapidez se plasma.
Muchos de ellos poseen un carácter documental de los paisajes y tierras recorridas, de los personajes que allá han vivido, de las sensaciones que allá ha sentido. Se trata de apuntes rápidos, frescos, a veces sin pretensiones artísticas, pero que sirven para recreo y goce del espíritu. Surgen así sus dibujos como una respuesta directa, automática y nerviosa que se plasma en delicados paisajes de mar, costa y montaña, puertos y barcos, arquitecturas de pueblos y ciudades italianas (Pisa, Roma, Venecia), desnudos humanos y cabezas de mujeres, esculturas clásicas trazadas con fino pulso y dibujo, buenos dibujos de autores amados (Pessoa, R. Font, E. Montale) y animales dinámicos (caballos, gallos, perros, gatos), y algunos dibujos de carácter cinético.
En la muestra montada a manera de escaparate con baldas superpuestas y expositores para los Cuadernos de Viaje, se advierte un cierto tótum revolútum solo clasificado por países visitados. Quizás una mayor unidad temática por bloques hubiera favorecido un resultado más homogéneo, aunque quizás hubiera perdido en dinamicidad y frescura, lo cual tampoco es malo.