Creerse por encima de las demás personas por haber nacido con privilegios materiales (herencias, negocios, fortunas) y no por lo que ha conseguido por la constancia, el esfuerzo y sin los extras de fábrica que traes por nacimiento, es como si la heredera al trono le diera mérito el serlo. Mérito tiene subir una montaña con tu esfuerzo y no que te suban en volandas o que hayas nacido en la cima, y además tener la desfachatez de criticar a los que, sin nada, intentan subir sin conseguirlo, echándoles la culpa de su fracaso por su imposibilidad, porque según ellos y ellas utilizan en bucle el mantra “todos y todas somos iguales”, una de las mayores mentiras que intentan inculcarnos.