Conozco pensionistas con la friolera de 45 y 50 años sobre sus espaldas y riñones; gracias a su trabajo, tesón y a las retenciones en las nóminas durante su vida laboral, se han hecho acreedores a una jugosa paga e incluso a la máxima que contempla la ley. Tiempo ha, una vistosa y sonora plataforma ciudadana recorre nuestros municipios abogando por la equiparación de la pensión de jubilación con el salario mínimo y con tal propósito ha recogido firmas por doquier; dicha pretensión supone una adulteración en los requisitos para acceder a la pensión. Bajo el manto de una solicitud dizque solidaria, de una actitud buenista, se esconde una discriminación positiva que se pretende cristalice en ley. No es de recibo que quienes sí cumplieron con las exigencias requeridas, amén del resto de contribuyentes en activo, debamos contribuir con un óbolo para disfrute de quienes no consumaron sus deberes y todo son exigencias. So capa de una petición digna de encomio se oculta una flagrante injusticia; no todo vale. Todos queremos más, pero dentro de un orden.
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