“Y de pronto, una peste plomiza se posó en algunas naciones. Y una de ellas fue España. Y se pensó que la negrura nunca se hubiera de acabar…”. No falló el pelotón de perseguidores en su alusión a lo dañino que es Sánchez. En menos que el raposo trinca una gallina, Feijóo, Mazón, Aznar y tertulianos de medios asociados se vistieron de indignados y pidieron explicaciones al Gobierno. Mire usted qué representación tan robusta de pulcritud y decencia política... ¡Macabro! El expresidente sigue trabajando en “elluuu”, mientras el escurridizo Mazón, se naja de nuevo -esta vez a Nueva York- para no sé qué de unos aranceles. Parece que, con tanta huida, solo busca garantizarse un sueldo vitalicio… Sobre las causas, la empresa pública apuntó a una “oscilación fuerte del flujo de potencia de red”, una enunciación compleja para los mortales. ¿Buscar culpables? Desde luego, pero cuidado con los “doctores” que ahora lo saben todo. Ante un caso tan enmarañado, primero información y después acción. La red eléctrica no puede ser un bien especulativo. ¡Renovables, sí!

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