Hace un par de años en una conferencia organizada por Amnistía Internacional, varias mujeres huidas de Afganistán expusieron la situación en la que se encontraba la población después del triunfo de los talibanes y, específicamente, la de las mujeres. Fue terrible el relato. Resultaba increíble que estos hechos sucedieran en el siglo XXI y lo más grave fueron los vídeos que se exhibieron para general conocimiento en todo el mundo y que no se haya reaccionado ante esa ignorancia que sufren seres humanos, que es retroceder a la Edad Media ante la pasividad del mundo civilizado. Todo hace suponer que tras mucha publicidad con la que se quiera ocultar la falta de humanidad y crueldad de los talibanes, la realidad actual es que hay otros culpables que no se mencionan porque son quienes manejan la información que les sirve de estrategia en la lucha contra el feminismo. En esta guerra psicológica los culpables son también los múltiples invasores que han querido aprovecharse de la situación estratégica de la nación afgana: Rusia, Paquistán, China, Al Qaeda, los señores de la Guerra y la intervención de EE.UU. que se materializó sirviéndose de la OTAN donde participaron países vicarios de USA, entre ellos España, con apoyo militar y económico. Esto muestra sin ambages la expectativa que se cierne sobre la situación de la mujer en todo el mundo y no solo en las zonas de influencia visible y descarnada del islam. La situación actual de la mujer en el mundo dista mucho de ser la de la publicidad en los medios de difusión para seguir manteniéndose el machismo con apariencia de progreso del feminismo.
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