“Palabra de honor, ni miento a la Virgen ni a nuestro Señor…”. Las hermanas clarisas son harto conocidas por su repostería: roscos de anís, yemas de Santa Clara, delicias de almendra... Y últimamente por asuntos más amargos. Todo comenzó cuando anunciaron que abandonaban la Iglesia católica para seguir a un obispo excomulgado, Pablo de Rojas Sánchez-Franco (vaya por Dios, con los apellidos). Estas religiosas con conventos aquí y allá ignoran la auctoritas del Vaticano y adoptan a Pío XII, uno de los pontífices más controvertidos de la historia, a quien consideran último Papa legítimo... Aseguran las hermanas postulantes a desalojo y cola del paro, que no están secuestradas ni manipuladas y, emulando a Cifuentes en su “no me voy, me quedo, me voy a quedar”, permanecerán en la Iglesia… ¿Falta algo? ¡Ah, sí! Fran Ceacero, que ahora es Don José y portavoz de las hermanas de la santa sedición, fue en vida anterior un reconocido coctelero en Bilbao hasta que decidió cambiar su insuperable cóctel Lucky Peach por un alzacuello de presunto sacerdote y se funde con el pulso. Algunas religiosas rechazan las “burradas contra la Iglesia” que proclama De Rojas, pero se sospecha que existe un undécimo mandamiento: el económico. Y ya se sabe que el agnus Dei es una cosa, y el cordero asado con patatas panaderas, otra muy distinta. ¡Ay, Señor...!