En la cumbre de Glasgow sobre el clima, el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, dijo que "es imposible descarbonizar el sistema energético sin contar con la fuente nuclear que es prácticamente la más limpia al no desprender gases de efecto invernadero". Este es el quid de la cuestión: los reactores nucleares no expelen a la atmósfera CO2, dióxido de carbono, y demás gases de efecto invernadero. En lo que se basan los nucleares y Macron, presidente de Francia, para llenar su país de reactores. Pero producen ingente cantidad de residuos radiactivos muchísimo, incalculablemente, más nocivos y letales. "Están controlados permanentemente", dice Rossi. Están controlados en cementerios de residuos radiactivos, pero son un riesgo permanente para el futuro. El Plutonio 239, el más dañino, es de un periodo radiactivo de 24.000 años, otros pueden durar millones de años. Solución: los cementerios radiactivos. Eso suponiendo que los grandes reactores se pudiesen desmantelar después de su periodo de funcionamiento, debido a los residuos radiactivos de que están impregnados. De un total de 173 reactores clausurados permanentemente en el mundo, solo 19, y de poca potencia, han sido completamente desmontados. Como digo, esto es hipotecar el futuro. Las guerras del futuro serán así: para acabar con el enemigo por la vía rápida, nada como atacar cementerios y/o reactores nucleares.