La letras son como la ropa tendida al aire y sujeta por pinzas una a una. Pueden parecer una danza o una batalla con arcabuces, tanques o disfraces. Tienen una armonía, hasta las chinas, que no tienen nada que ver con el alfabeto que usamos ni en la dirección ni sentido, porque es más antiguo y por tanto otra forma de expresar lo que se quiere decir o pensar más cercano al que habla. Todas rezuman vida y necesidad. Son un grito al cielo, las ganas de juntarse con otras letras. Son la beharra, la necesidad, que es lo que hace y obliga a trabajar para vivir. Hay algunas dobles, otras mudas, otras sonoras y tremebundas, para todos los gustos y necesidades de expresar todas las emociones y los sentimientos. Una jungla bien equipada para sobrevivir a pesar de la ignorancia y el analfabetismo. Hasta con sangre la metían en los cerebros los maestros de antaño: “La letra con sangre entra”. Se ha convertido en el progreso y ya no se concibe a la humanidad sin ella. Es la clave del futuro. La beharra.