Desde el inicio de la epidemia hemos sufrido la desorganización generalizada del hospital. En los primeros días ya se nos negaban protecciones básicas como mascarillas. Hemos habilitado y desmontado la planta dos veces para atender pacientes con covid, hemos pasado por dos desinfecciones y por salir de la unidad sistemáticamente para atender otras unidades. Las bajas en la plantilla por contagios de covid y por estrés han ido en aumento hasta quedar en activo solo un tercio. Los EPI disponibles han sido escasos y las batas de baja calidad por su esterilización. Solo se nos ha hecho una prueba de PCR. Nos sentimos ninguneados, desprotegidos, desinformados y hartos de los vaivenes continuos que ponen en riesgo nuestra salud física y mental.