Al ver cómo el expresidente de Gobierno José Mari y su políglota esposa escapan de Madrid como alma que lleva el diablo, a su retiro de Guadalmina Baja, huyendo del covid-19 y es que cuando uno tiene la intuición muy desarrollada o goza de información privilegiada, "dando más voces que una tumba", abandona la embarcación lo más rápidamente posible, como ciertos polizones habituales de los barcos. Posiblemente, cuando se enteren las autoridades de Marbella de tan precipitado viaje a su segunda residencia, al ser proveniente de una zona de alto contagio, puede que les dejen en cuarentena o les hagan la prueba para saber si son portadores del coronavirus. Con todos mis respetos, es lo que ha pensado este humilde contribuyente de su paga vitalicia, al ver las informaciones de prensa.