Una niña de 5 años aún siendo aplastada tras haber sufrido un bombardeo en Siria, saca fuerzas para sujetar en el aire a su hermana de 7 meses. Horas después la hermana mayor no consigue sobrevivir, mientras que la más pequeña se encuentra en estado crítico. Durante más de 50 años nos hemos aterrorizado de pensar lo que se hizo en la última guerra mundial, la Alemania nazi, marcada por hechos de enorme repercusión que incluyeron la masacre masiva de civiles, el Holocausto, los bombardeos intensivos sobre ciudades, genocidio... 70 años después, en los últimos juicios tardíos se juzgaron a varias personas que aunque no fueron dirigentes, fueron partícipes de la gran maquinaria nazi. Europa entera nos alegrábamos de que por fin se celebraran esos juicios, y a la vez, nos estremecíamos al escuchar los testimonios y relatos escalofriantes de supervivientes que narraban lo inenarrable sobre lo que sucedía en lugares como Auschwitz, y nos preguntábamos cómo podía ser que tantísima gente fuera conocedora y cómplice de semejante barbarie. Hoy, Auschwitz se llama Siria, se llama Libia y se llama mediterráneo. “La historia nos ayuda a no repetir errores del pasado”... para que dentro de un lustro no nos avergüence lo que hemos permitido.