Enorme tristeza viendo la entrevista al Sr. Otegi, cuando me di cuenta que 10 años después del último atentado todo sigue igual. Se ha dejado de matar, sí, pero los bloques permanecen igual de enfrentados que en el pasado, no hemos avanzado nada en la reconciliación de los mismos.

La desaparición de esta división es más difícil si cabe que el propio fin de la violencia. Ahora mismo, odio, rencor, reproches, exigencias, miedo y desconfianza es lo que rodea las relaciones de ambos.

Pensar en un acto público de reconciliación entre todos los protagonistas; presos, guardias civiles, policías, familiares de víctimas y todos los partidos políticos es ciencia ficción, aunque todos ellos lo anhelen.

Me recuerda la anécdota del autobús de familiares de presos que regresaba de visitarles y quedó atrapado en una tormenta de nieve. Se dio aviso a la guardia civil, y cuando estos liberaron al autobús, saludaron a los ocupantes del mismo, estos devolvieron el saludo agradecidos y nadie pensó en nada más. Actualmente hace falta lo mismo, valor y coraje de uno de los dos bandos para salvar al otro y así poder redimirse ambos. La recompensa lo merece.