El presidente Pedro Sánchez El Breve ha convocado elecciones generales, pero no por cumplir su promesa en la moción de censura, sino porque no le quedaba otra, al perder los escasos apoyos que tenía. Seguimos con los Presupuestos de Rajoy prorrogados otra vez. La campaña para el 28-A -y ya ha empezado a hacerla aunque no pueda legalmente- se va a juntar con la de los comicios municipales, autonómicos y europeos de un mes después. Comienza el derroche de promesas y dineros públicos para pagar favores partidistas, y eso que la disolución de las Cortes supondrá el parón o el abandono de múltiples proyectos legislativos, si bien algunos los colará como decretos-ley sin ser urgentes para sortear el control parlamentario. Se suma al de las obras municipales que estaban congeladas y que todos estamos viendo aparecer estos meses. Un ejemplo de ese descaro es el del ayuntamiento vizcaino de Getxo, donde se va a inaugurar la macroaula de cultura tras 10 años -sí, sí, diez: es El Escorial vasco- de obras con parones y reformulaciones por la oposición de los vecinos a un proyecto faraónico y con retrasos interesados. ¿No había tiempo para hacerlo un año antes o después? Toman al pueblo por idiota.