(...) España no conoce aún lo que es democracia; cuando no es capaz de adaptar una Constitución a las necesidades actuales, se dedica a castigar y juzgar en tribunales, elegidos por afines políticos, y de ninguna manera imparciales, y a usar el 155. La realidad es que España es incapaz de defender con la lógica y la habilidad política y de informar con lealtad a los hechos, sin alterarlos o tergiversarlos. Se encontraría fácilmente una solución si: 1) Se informase de acuerdo a lo que sucede, imparcialmente. 2) Las falsedades estuvieran castigadas en los medios informativos. 3)Y, sobre todo, no se insultase públicamente al oponente porque es un signo de debilidad del que lo hace y una falta de ética pública. Por los tres políticos españoles Abascal, Rivera y Casado, no daría ni un céntimo. Son inexpertos, vulgares e incompetentes, además de que les falta una preparación académica política. Y el peligro es que faltándoles lo anterior mencionado, lo único que les queda es la fuerza: la policía y el ejército.