NO quiero dejar pasar por alto la presencia de la infanta Leonor en los fastos militares del 12 de octubre. Mientras muchas mujeres reivindicamos nuestra libertad en todos los ámbitos de la vida –cultural, social, sexual, educativo, etc–, tanto en el desfile como en el saludo a las autoridades del país me pareció ver a una joven de 17 años encorsetada en un traje varonil reflejo de la misma lacra machista que sufren otras decenas, cientos y miles de mujeres. Habrá quien me venga con la suerte de ser princesa. Claro que el cuento no contaba el ahogo por serlo. El uniforme de Leonor en cambio, sí. Contaba hasta lo que no se ve.