DESDE que nací formo parte del llamado baby boom. Realmente nunca le he dedicado ni un minuto de mi tiempo a valorar lo que eso significa, para mí es algo que venía en el paquete de mi fecha de nacimiento. Como mucho, alguna vez, ha hecho que me sintiera parte de un grupo, realmente, de un grupo muy grande.

Entre 1957 y 1977 nacieron catorce millones de personas en el Estado. Esta cantidad no tendría mayor transcendencia si no fuera el doble de los nacidos, en las dos décadas anteriores y un tercio más de los que nacieron en las dos siguientes.

Sorprendentemente, en estos últimos años estamos viendo que todos estos baby boomers, entre los que me incluyo, forman parte, sin saberlo, de un grupo de suma atracción para las marcas. Lo llaman economía plateada pero, realmente, es una forma de poner el foco en esos potenciales consumidores, fruto de esos veinte años de exitosa natalidad, que, tienen una vida saludable y que tienen capacidad económica.

Recientemente, se ha presentado un estudio de la Fundación Mapfre, donde se muestran algunos datos que merecen la pena analizar. El 46% de las empresas españolas tienen tanto una estrategia empresarial como propuestas para personas mayores de 55 años. Revela que, los sectores que mayor interés tienen en la atención de los mayores y sus necesidades son, entre otros, la asistencia sanitaria, las farmacéuticas, el comercio y el transporte público, estructurado de la siguiente manera: más del 52% en la adquisición de bienes y servicios, un 30% por impacto indirecto y el 18% restante en salarios. Traducido esto, aunque parezca escalofriante, en más de 4 millones que dependen del baby boom.

En fin, asumamos que los baby boomers comenzamos a ser sumamente interesantes a nivel económico y objeto de estudio de consumo y hábitos. Esto debe ser la madurez…