concierto de Fito en San Mamésmis criterios estéticos y mis conocimientos técnicos son discutibles en el primer caso y nulos en el segundola cosa estuvo muy bien acontecimiento excepcional.

Para mi enorme sorpresa, sin embargo, la cita ha servido para descubrir un grupúsculo diverso de odiadores del cantante. Y han convergido todos, con sus respectivas malas babas, en ese vertedero llamado Twitter. Unos lo acusaban, manda carallo, de ser el artista oficial del PNV. Otros, de ser de Bilbao y "del Bilbao". No faltaban los que lo tienen atravesado por cantar en la lengua de los opresores y, encima, recibir el favor que EITB le negó (mentira cochina, por cierto) a Berri Txarrak.

También estaban los que le reprochan haberse vendido a las multinacionales, y, por no hacer interminable la lista, los musicastros que no se comen ni se comerán un colín que le achacan la baja calidad de sus composiciones. Y, oigan, que para gustos están los colores, pero reclamo el respeto que merece un tipo que se ha currado su éxito a pulmón durante tres decenios sin pisar la cabeza a nadie y echando mil y un cables a quien lo ha necesitado.