EORGE Bernanos escribió en su libro Los grandes cementerios bajo la luna: "Nadie de vosotros sabe de lo que es capaz el odio paciente y vigilante de los mediocres". Vivía entonces en Mallorca y denunció en ese libro las tropelías de la Falange y demás escoria, tras la ilegítima rebelión contra el régimen republicano legítimamente constituido.

Este escritor católico fue una de las voces que en el Estado francés se comprometió con los derechos de los millares de personas refugiadas que huyeron de la represión de los golpistas y de todo su entramado. No fue el único que apoyó al pueblo vasco. Son de obligado recuerdo Maritain, Mauriac y tantas otras personalidades políticas, intelectuales y también de cierta parte de la Iglesia católica que poco tenía que ver con lo que hacía la jerarquía vaticana. Apoyaron al lehendakari Aguirre frente a los intentos de descrédito del nacionalismo vasco por parte de quienes se parapetaban bajo palio mientras asesinaban, expoliaban y humillaban.

Esta semana hemos recordado el 84 aniversario del bombardeo y destrucción de Gernika, como antes lo sufrieron Otxandio y Durango. Es el momento de parar los pies a quienes quieren blanquear el pasado como si hubiera sido un duelo entre iguales; en legitimidad, equipamiento y capacidad militar. La ultra campa a sus anchas con sobres amenazantes llenos de balas. No ver que aquellas fuerzas, peligrosamente retrogradas, están aquí no puede ser más que ceguera interesada.

Esas amenazas vertidas contra políticos y políticas de PSOE y Podemos no solamente debería movernos a la denuncia, sino también a adoptar posiciones firmes pues, no tomarlo en serio, sería una irresponsabilidad con consecuencias. Lo de la carta a Díaz Ayuso no resulta creíble, el martes día 4 veremos los resultados de su cómoda entente con el partido de Monasterio. Quien, por cierto, diariamente da espectáculos denigrantes, por su mensaje radicalmente contrario a los derechos, por su mala educación y también por no condenar dichas cartas. Por eso, que Vox se vaya a presentar como acusación particular es de un cinismo inaceptable.

El debate político en Madrid ha caído en la trampa de la ultraderecha que, alimentada por el PP, plantea que hay solamente dos polos en liza -uno, malísimo, comunista terrorista; y otro estupendo, de orden y de libertad-. Confusión que transmiten, a su vez, la mayoría de los medios y que va calando cuando es del todo incierto. Cuidado, son los mismos argumentos que sirvieron en el 36 para justificar una guerra, miles de personas asesinadas y encarceladas y la instauración de una dictadura de casi 40 años.

¿Recuerda aquellos versos de Blas de Otero cantados por Paco Ibáñez? Bien lo sabéis. Vendrán por ti, por mí, por todos. Y también por ti. (Aquí no se salva ni Dios, lo asesinaron). Pensar que no nos afecta es un error garrafal ya que una vez que tomen posiciones ya no tendrá solución.

Mientras, Pedro Sánchez sigue adelante con su intención de eliminar el estado de alarma el próximo 9 de mayo. Su justificación insulta la inteligencia de quienes gobiernan en las comunidades autónomas, que tendrán que lidiar con las altas tasas de contagios actuales y las que vengan. Además de la -hasta ahora- imposibilidad jurídica para establecer medidas propias contra el covid, el lehendakari Urkullu defendía su mantenimiento por seguridad, ya que no es una situación localizada y se necesita una cobertura legal para establecer medidas que ayuden a controlar la pandemia. En este sentido, las declaraciones de Idoia Mendia contra el criterio de su jefe el lehendakari y la evidencia de la gravedad de la situación pandémica, no encajan en la lealtad que se le supone a un socio de gobierno. Que levanten la mano quienes están con la posición de Urkullu. Yo ya la tengo levantada.