L entorno del fútbol se ha soliviantado estos días porque los que mandan en él han decidido dar un paso más, unos para acrecentar sus beneficios económicos a repartir entre los accionistas de los clubes y otros para dorar con panes de oro los tronos de sus egos.

Ya el año pasado, Santi Segurola, en una columna en El País, advirtió de los tejemanejes alrededor de la idea de crear una liga europea de fútbol entre los exquisitos. José Manuel Alonso hizo lo mismo en el epílogo de un libro sobre el Athletic que yo publiqué a finales de año.

Ambos escritos son muy buenos y demuestran el hartazgo de muchísima gente ante la codicia, el afán de dominio y la prepotencia de un grupo de poderes económicos que, en su propuesta, llegan a desvirtuar las bases fundamentales del deporte como es el sano sentido competitivo, los premios a los ganadores y la estimulación del esfuerzo físico, arrebatando a la sociedad, al pueblo, lo que ellos crearon.

Por supuesto que coincido de pe a pa con el ideario de los periodistas citados. Pero me llaman la atención las reacciones de clubes y jugadores y sobre todo de la UEFA y de la FIFA. En alguna de las camisetas de los jugadores de algún club se leía estos días en la tele: "El fútbol es de los fans". Teóricamente el Athletic, Osasuna, el Madrid y el Barcelona, salvados los escollos de la estructura y funcionamiento de sus asambleas generales, son de sus socios. Pero, las sociedades anónimas, el resto, ¿de quiénes son? No sé si los actuales fans abonados, por ejemplo, del Atlético de Madrid conocen que no son dueños del club. Que los dueños son los Gil, Cerezo y algún grupo chino inversor, que son los que se llevan los pingües beneficios que genera la empresa. Esos fans son personas abducidas por la manipulación de los sentimientos y las emociones. Podríamos decir lo mismo de casi todos los clubes españoles y europeos, a los que han accedido importantes logreros del mundo de las finanzas y de las tropelías económicas. Y todo ello dejando apuntado cómo los Gil se hicieron con todo el accionariado del capital sin desembolsar un duro.

En el fútbol español, desde que en los años noventa iniciaron su andadura los clubes convertidos en sociedades mercantiles, los fans no pintan nada. Pagan religiosamente su cuota de abonados para aplaudir, llorar, subir al Olimpo de la alegría o bajar al infierno de la desesperación.

Y, ahora, al comprobar que los florentinos del fútbol les arrebatan no sé qué protagonismo, no entiendo lo que descubren. El fútbol es un negocio de unos cuantos como lo es la pandemia del covid para las farmacéuticas, que la han convertido en el gran chollo económico del siglo XXI, jugando nada más ni nada menos que con las vidas de millones de seres humanos, sobre todo, con las de los más desheredados. Y, luego vienen la UEFA y la FIFA, las instituciones más opacas y tenebrosas que uno pueda imaginar, con grandes amenazas a clubes y jugadores de élite. ¡Qué desvergüenza! Piénsese en lo ocurrido estos días, cuando la UEFA y la Federación Española nos han humillado y faltado al respeto a los aficionados y a nuestras instituciones políticas.

En el momento en que los florentinos del mundo y los que están por encima de ellos lo decidan, habrá torneos de fútbol europeos, mundiales y universales. Todo es un problema de lubricar. O es que, querido lector, la millonada que dicen que donó Arabia Saudí al rey emérito y este a su vez a la inefable Corinna, ¿procedía de verdad de Arabia? Mientras tanto, seguirán las masacres de los mundos subdesarrollados, las enormes desigualdades entre las personas y la explotación económica de pueblos y continentes.

Entonces, uno se pregunta: ¿Por qué viene ocupando tanto lugar en nuestra prensa la avidez y la codicia de unos cuantos empresarios, entre los que están los que vienen cometiendo secularmente crímenes humanos y sociales? Pues, sencillamente, porque otros, tan ávidos de riquezas y tan codiciosos, léase los dirigentes de la UEFA, por ejemplo, ven que les arrebatan parte de la tarta. Ante el panorama tan inhumano del mundo, uno llega a pensar que el pecado de los florentinos es solo venial.

* Fan del Athletic