AYER se cumplieron 26 años de la brutal acción de una manada de de-predadores en el espacio festivo de Aste Nagusia. Los energúmenos, una veintena, dieron una paliza a “un zipaio” que disfrutaba de las fiestas y que no ha podido recuperarse. Lástima que las comparsas no tuvieran entonces un protocolo antiagresiones. Callaron y se han olvidado año a año, y eso que sucedió en su espacio. Cosas del “conflicto”. Y ayer las comparsas protestaron contra las agresiones sexistas y la “represión” a la txosna obligada a retirar fotos de presos. Cuestión de protocolo. Y principios.