Los bilbainos nacen donde quieren. La sentencia popular vale como chiste pero en sí tiene muy poca gracia. Los bilbainos, y los vascos en general, nacen cada vez menos, independientemente de dónde lo hagan. Nuestro país presenta la segunda tasa de natalidad más baja de la Unión Europea, solo por detrás de Italia. Eso nos sitúa ante un futuro negro para el que solo hay dos salidas (no excluyentes): o los vascos nos ponemos a la tarea de nacer con fundamento o convertimos el chiste en estrategia seria de país y empezamos a incentivar que los vascos nacidos en otros lugares, y que aún no saben que lo son, vengan a salvarnos.