RESULTA imperioso salvar una industria naval en Ezkerraldea. No sé si tendrá que seguir llamándose La Naval, pero el conocimiento acumulado por proveedores y trabajadores de la comarca no puede perderse sin más. Otra cosa es que, en la batalla los tiros vayan desencaminados. Abandonada por sus socios de referencia, la empresa necesita un inversor. El primer paso no lo puede dar la inversion pública porque Bruselas nos hunde el barco. El orden de los factores sí altera el producto. Lo digo por los cañonazos oportunistas en precampaña contra el Gobierno vasco. Agua!