Los datos lo dicen todo. Centenares de millones de reproducciones en solo dos semanas en los canales oficiales de YouTube, Apple y Spotify. Más de un millón de euros de ingresos para Bizarrap, más de cinco para la cantante colombiana nacida en Barranquilla, y los jugosos billetes morados que, por derechos y copyright, todavía están por llegar. El absoluto renacer de una marca ochentera que estaba totalmente en el olvido: Casio ha aumentado un 60% sus seguidores tras el sal-pique y prevé un crecimiento de ventas tan grande que incluso podría llegar a afectar a su stock. Y una composición moderna de solo tres minutos y medio de duración que ha recorrido el mundo entero tras desatar la caja de Pandora en el seno de la familia Piqué-Shakira. Porque ni el tema más cruento de Pimpinela llegó en su día a recopilar tantas perlas y mala hostia como la intérprete del Waka-waka ha escupido en esta Music Sessions animada por Bizarrap.

Una canción analizada al dedillo por la prensa, las radios, los programas de televisión de medio mundo y el panorama famosil al completo (incluso algunas ministras y ministerios) que, en un giro de tuerca inesperado, además de a la actual pareja del ex jugador del Barcelona (Clara Chía) ha salpicado también a los padres de Gerard Piqué. A esa señora con gran pase en la canción que desde hace días sufre la mirada agresiva de un muñeco hechicero. Porque Shakira, en lo que muchos ven como una apuesta por fomentar el mal de ojo, ha ubicado a una sorgiña del tamaño de un pelotari mirando directamente a la casa de Montserrat Bernabeu, la suegra (también vecina) que antaño tanto la defendió. Una reputada doctora en Cataluña a la que ha pillado esta polémica tan fuera de juego que incluso tuvo que retirar un me gusta del último post de Shakira al descubrirse el pastel.

El padre del futbolista, rabioso por lo ocurrido, también ha cambiado el estado de su WhatsApp por un bello fotograma de la película de 1990 de Kevin Costner Bailando con lobos. En el estado de Joan Piqué, eso sí, la O de lobo ha evolucionado hacia una A de "loba". Costumbrismo, revancha y grandes dosis de reproches tras la publicación de un tema que, además de hacer historia, ya pide una segunda parte.