La líder de la extrema derecha francesa, Marine Le Pen, avisó ayer de que el Gobierno liderado por Michel Barnier durará un máximo de diez meses –plazo en el que se pueden legalmente convocar nuevas elecciones– por falta de credibilidad. “Deseo que este mandato sea el más corto posible. Creo que no puede durar. Un gran país como Francia no puede funcionar así, no puede estar dirigido por una fuerza política que logró un 5%” en los últimos comicios de julio”, opinó Le Pen, en las jornadas parlamentarias de su partido, la Agrupación Nacional (RN).

Hizo alusión al hecho de que Barnier, escogido primer ministro por el presidente Emmanuel Macron para salir de la parálisis tras las elecciones de julio, pertenece al conservador Los Republicanos (LR), cuyos resultados quedaron bastante por debajo del 10%.

Estoy más que convencida de que en 10 meses habrá de nuevo elecciones. Es lo que deseo”, agregó la ultraderechista, quien ni siquiera ha esperado a que el nuevo primer ministro anuncie su equipo ministerial, lo que se prevé para la próxima semana.

Le Pen explicó que “solo exigimos que el primer ministro sea respetuoso con los once millones de franceses que votaron a Agrupación Nacional”. La dirigente ultraderechista se refirió de nuevo al “desorden migratorio” que según ella implica “fronteras incontroladas e incapacidad para hacer cumplir las reglas y leyes”. “La justicia (está) al servicio de los inmigrantes y las asociaciones, totalmente descarriadas al servicio de los traficantes”, apuntó.

Desde julio, la Asamblea Nacional francesa está dividida en tres grandes grupos, la izquierda (levemente mayoritario), el centro macronista y la ultraderecha.

Cualquier Gobierno puede caer si uno de los grupos se pone de acuerdo. Por ello, en el caso de Barnier, los votos del RN serían cruciales para derribarle con la ayuda de la izquierda.