Sin sufrimiento no hay gloria. Brasil lo puede atestiguar. Maniatada de entrada por la solidez del combinado serbio, tuvo que meter la directa en la reanudación para resolver como corresponde a un grande. Se asistió a una transformación radical de la pentacampeona, su tarjeta de presentación en un Mundial donde en general las dudas han prevalecido sobre las certezas. Anestesiada por la intensidad y el orden de su oponente, vio cómo 45 minutos de sudor se le escurrían por el sumidero. Serbia tenía la contienda bajo control hasta que despertó y sacó a relucir su inmenso potencial ofensivo para anotarse una victoria holgada y brindar, de paso, un espectáculo a tono con su fama. Richarlison, autor de los goles, personificó el éxito, pero hay que hablar de una formidable actuación coral que doblegó al curtido grupo dirigido por Dragan Stojovic.

Sin embargo, hubo que esperar un buen rato para intuir siquiera de qué lado se inclinaría el encuentro. Es posible que en una escuela de entrenadores apreciasen lo que dio de sí la primera mitad, pero para el aficionado medio resultó un ladrillo porque prácticamente no registró ninguna acción destacable y desde luego nada en las áreas que anunciase un movimiento en el marcador. La decepción obedeció básicamente al hecho de que Brasil siempre alienta una expectativa singular, por historia, por los nombres que reúne, porque ningún otro combinado posee tantos títulos, y sin embargo se tuvo que conformar con nadar, poco y cerca de la orilla, y guardar la ropa. En realidad ocurrió que no pudo desplegar la magia que se le presupone debido a que Serbia no le hizo ni la más mínima concesión.

Tal como adelantó Stojkovic, su selección mostró una seriedad extrema. Fue solidaria, firme sin balón y, cuando pudo, intentó progresar, pisar campo ajeno, aunque sin arriesgar. En suma, Serbia tuteó a su ilustre rival, le transmitió que en absoluto se sentía intimidada y que si quería hacer valer su condición de favorito debería emplearse a fondo. La fortaleza y rapidez de los balcánicos en las disputas se convirtió en un problema constante para Neymar, Vini y Raphinha, un freno para su contrastada habilidad, un obstáculo insalvable para las conducciones que acostumbran. Consecuencia de ello, Richarlison ni la tocó.

Tite, que abandona el cargo a la vuelta de Catar, se debió de dar por aludido, consciente de que no estaban dando la talla, por lo que exigió una marcha más en el descanso. O eso fue lo que se dedujo de la renovada actitud mostrada por Brasil. El grave error del portero y Gudelj en el primer minuto de la reanudación, que a punto estuvo de convertir Raphinha, sonó como el pistoletazo de salida para el torbellino amarillo. En adelante, Serbia se vio desbordada, las vías de agua comenzaron a aparecer y el panorama se tornó inquietante para sus intereses.

Neymar asumió responsabilidades y una internada suya dio pie a un disparo de Vini que el portero repelió para que Richarlison culminase a puerta vacía. Un minuto antes, Sandro estrelló un zurdazo en la madera. Brasil estaba lanzada y Serbia quiso replicar recurriendo a piezas de ataque. Hasta cuatro. De nada sirvió. Al contrario, llegó el segundo, en una vistosa chilena del ariete y el intento de alterar la dinámica cargando la mano arriba lo único que logró fue debilitar la estructura y permitir las correrías de unos futbolistas imparables con espacios.

Tite también refrescó líneas en lo que pareció un alarde, pues no hay otra selección que concentre tanta calidad en la línea de ataque. Retiró a Vini, Richarlison, Raphinha y Neymar, este tocado, para que se incorporasen Rodrygo, Antony, Gabriel Jesús y Martinelli. La fiesta continuó. Serbia debe dar gracias a su dios de que la cuenta de Brasil no aumentase.

Brasil 2

Serbia 0

BRASIL: Alisson; Danilo, Thiago Silva, Marquinhos, Alex Sandro, Casemiro, Neymar Jr. (Antony, min.79), Lucas Paquetá (Fred, min.75), Raphinha (Martinelli, min.87), Richarlison (Gabriel Jesús, min.79) y Vinicius (Rodrygo, min.75).

SERBIA: Milinkovic-Savic; Veljkovic, Milenkovic, Pavlovic, Zivkovic (Radonjic, min.57), Lukic (Lazovic, min.66) , Gudelj (Ilic, min.57), Mladenovic (Vlahovic, min.66), Milinkovic-Savic, Tadic, Mitrovic (Maksimovic, min.83).

Goles: 1-0, min.62, Richarlison. 2-0, min.73, Richarlison.

Árbitro: Alireza Faghani (IRA). Amonestó a Pavlovic (min.7), Gudelj (min.48) y Lukic (min.64) por parte de Serbia.