La autonomía es uno de los grandes desafíos del coche eléctrico. No tanto por las limitaciones que impone a quienes ya conducen un modelo a pilas como por la incertidumbre que genera a quienes aún no se atreven a dar ese paso. A la espera de mejores baterías e infraestructuras de recarga, Leapmotor aporta una práctica solución que lleva lejos a la derivada REEV de su C10. Esta nueva versión del SUV eléctrico de talla media añade un bloque de gasolina, cuyo único cometido es generar electricidad sobre la marcha para reabastecer la batería. Cumple así lo prometido en su acrónimo (Range Extended Electric Vehicle) y amplía a 970 km la autonomía oficial con depósito y acumulador al completo.

Con tales credenciales, la segunda declinación motriz del C10 -modelo que ya pasó por estas páginas- responde a las plegarias de las personas sensibles a las ventajas de la electrificación, pero no resignadas a sus contrapartidas; y la más engorrosa de ellas es tener que efectuar parones periódicos (a veces también lentos o, si no, caros) para recargar. Esta variante REEV brinda la posibilidad de tomar carretera y manta para cruzar la península o acercarse a París de un tirón, cualidad que sin duda ilusionará a los electroviajeros con más prisa que paciencia. Quizá también consiga disipar las últimas reticencias de esas almas a las que les falta un empujón final para dar el salto al eléctrico.

Vista de la cabina tecnológica y minimalista. MAXSAROTTO

Lo bueno de esta nueva opción con tecnología de interés compuesto es que apenas altera las cualidades esenciales del modelo. La más importante de ellas es la tentadora relación calidad-precio: Leapmotor ofrece el C10 REEV desde 26.800 €, una vez descontado el montante de todas las bonificaciones posibles (la versión sencilla del exclusivamente eléctrico parte de 25.900 €). Es un desembolso comedido y razonable a cambio de un cuidado y pertrechado SUV de considerable tamaño (4,74 metros de largo, 1,99 de alto y 1,68 de alto). Su amplísima y confortable cabina acomoda a cuatro o cinco adultos de buen año con equipaje; el maletero (400 litros) pierde algo de la capacidad mostrada en la versión original para hacer sitio al depósito de gasolina de 50 litros. No sorprende, por tanto, que los pedidos del C10 BEV se vean holgadamente superados por los del REEV.

Una y otra interpretación comparten facciones amables y ambientación interior minimalista, cuidada y tecnológica. Ofrecen un generoso equipamiento, repleto de ayudas a la conducción -algo persistentes e intrusivas, todo hay que decirlo-, y presentan algunas peculiaridades funcionales a las que hay que acostumbrarse.

Los cambios más significativos de la nueva propuesta REEV respecto a la puramente eléctrica BEV guardan relación, precisamente, con el sistema de funcionamiento, más en concreto, con el avance y la alimentación. Al igual que la primera, progresa siempre gracias al esfuerzo de un bloque eléctrico que acciona las ruedas delanteras. Este impulsor entrega prácticamente la misma potencia en uno y otro caso, 218 CV en el BEV y 215 en el REEV.

Las diferencias comienzan a partir de aquí. La segunda declinación sustituye la batería de 70 kWh de su hermana por otra de 28,4. Esa merma de capacidad comporta un drástico recorte de la autonomía en modo de conducción exclusivamente eléctrico, con lo que los 424 km acreditados por la variante BEV se quedan en 145 en la fórmula de impulsión suplementada.

Dicho así, puede parecer un mal negocio. Nada más lejos de la realidad. La clave del éxito de la derivada REEV radica en su generador de 50 kW, destinado a producir energía en plena marcha y así estirar el chicle de la autonomía sin necesidad de detenerse a recargar. Ese generador es un motor de combustión interna -un bloque gasolina de 1,5 litros- que abastece a la batería cuando esta se agota, o bien cuando así lo dispone quien conduce. A diferencia de otras fórmulas similares disponibles en el mercado, el invento de Leapmotor no contempla la intervención de este motor térmico en apoyo del eléctrico para mover las ruedas.

¿Qué tal funciona esta simbiosis? Es la pregunta del millón que se plantea cualquiera antes de probar el C10 REEV. Una toma de contacto con el modelo, aplicando todos los modos de conducción posibles (con distinta participación humana), confirma que las reacciones son las previsibles en un modelo de su naturaleza: sigilo, suavidad, buena aceleración y cierta sensación de flotabilidad propia de un corpulento SUV eléctrico. Entre los méritos del sistema destaca que la rumorosidad del motor de gasolina, una vez forzado a trabajar al unísono con el eléctrico, resulta tan poco perceptible a bordo como el ruido de rodadura.

A la hora de sacar conclusiones y comparar con lo que ofrece el mercado, el C10 REEV sale bien parado. Es más eficaz que eficiente, por cuanto el funcionamiento de su generador de combustión origina unas emisiones que no impiden lucir la etiqueta ‘0’. Con todo, el candidato de Leapmotor representa una opción de compra interesante para quien busca un eléctrico de rendimiento y precio sensatos. Más aún si acostumbra a llevar prisa y/o carece de acceso garantizado a un punto de recarga. Esta versión puede pasar de largo del enchufe y seguir ruta apurando la gasolina, pero también alimentarse como un eléctrico más en tomas de corriente alterna hasta 6,6 kW y de continua hasta 65 kW.