Ni 10.000 espectadores, ni 5.000. Los Juegos Olímpicos se celebrarán a puerta cerrada. Esa es la decisión que ayer jueves tomaron conjuntamente el Comité Olímpico Internacional (COI) y el Comité organizador de la cita olímpica de Tokio 2020 después de que el Gobierno de Japón dictaminara el Estado de Emergencia en la capital del país. Los casos de covid-19 no paran de crecer en la ciudad anfitriona, por lo que el primer ministro japonés, Yoshihide Suga, decidió aplicar la medida más restrictiva para suprimir el flujo de personas y así evitar la propagación de la infección. Porque el número de personas infectadas con cepas variantes está aumentando. En consecuencia, los organizadores de los Juegos tuvieron que echar marcha atrás a la medida anunciada hace dos semanas de contar con 10.000 espectadores en los estadios. Así, la ministra nipona a cargo de los Juegos, Tamayo Marukawa, anunció esta restricción sin precedentes en una cita olímpica tras la reunión celebrada ayer jueves entre los responsables de la organización y representantes de los comités olímpico y paralímpico internacionales.

“Es extremadamente triste que los Juegos se lleven a cabo de una manera muy limitada ante la propagación de los contagios de coronavirus. Lo siento mucho por los poseedores de entradas y los residentes locales que esperaban con ansias los juegos”, dijo la presidenta de Tokio 2020, Seiko Hashimoto. Con todo, esta decisión fue tan meditada como contundente y ya se anticipó al comienzo de la reunión, que estuvo abierta a la prensa: “Se debe tomar una decisión muy difícil con respecto a los espectadores”, dijo Hashimoto. Una postura que fue compartida por el presidente del COI Thomas Bach: “Hemos demostrado esta responsabilidad desde el día del aplazamiento. Apoyaremos cualquier medida que sea necesaria para tener unos Juegos Olímpicos y Paralímpicos seguros para el pueblo japonés y todos los participantes”. Así, el Estado de Alarma impuesto en el área metropolitana de Tokio durante, mínimo, los próximo 15 días afecta directamente a una cita que comenzará el próximo 23 de julio y se extenderá hasta el 8 de agosto.

Por otro lado, en dicha reunión, en la que además del COI, el Comité Organizador y el Gobierno de Japón participaron también el Comité Paralímpico y el Gobierno Metropolitano de Tokio. Todos se reunieron en la capital japonesa a excepción de Bach, que participó de forma telemática tras llegar ayer mismo a la capital japonesa, por lo que mantendrá una cuarentena de tres días en su hotel antes de asistir a la recta final de los preparativo.

La decisión afecta a Tokio y a otras tres prefecturas colindantes que acogerán el grueso de las competiciones, además de Hokkaido (norte), aunque según dijo la ministra para los Juegos podría permitirse la entrada de público en otras sedes ubicadas en Shizuoka, Fukushima y Miyagi, que acogerán deportes como el ciclismo, el béisbol o el fútbol.

Pérdidas

Así pues, esta medida da un paso más a la primera decisión de los organizadores de vetar la entrada a Japón a visitantes foráneos y a la segunda resolución de limitar a 10.000 los espectadores en las gradas. Con todo, los comités siempre señalaron que se reservaban la opción de que las competiciones fueran a puerta cerrada en caso de repuntes de contagios. Opción que decidieron hacer ayer efectiva. De esta forma, la organización dejará de ingresar los 800 millones de dólares (670 millones de euros) que tenían previstos por la venta de entradas.

La cifra

800 millones de dólares, es decir, unos 670 millones de euros, es lo que la organización de los Juegos Olímpicos de Tokio dejará de ingresar por la venta de entradas para los eventos disputados en el área metropolitana.