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La historia de solidaridad y voluntariado de la guipuzcoana Patricia Ayo: “Queda mucho por hacer”

Con 19 años, Patricia Ayo participó como voluntaria en el programa Txolarte de Atzegi. Hoy es la responsable del servicio de apoyo a las familias de la asociación guipuzcoana de personas con discapacidad intelectual

La historia de solidaridad y voluntariado de la guipuzcoana Patricia Ayo: “Queda mucho por hacer”Ruben Plaza

Con el verano, llegan las vacaciones y también los diferentes programas con los que los jóvenes (y no tan jóvenes) pueden desempeñar una función solidaria durante una o varias semanas. La asociación guipuzcoana Atzegi, por ejemplo, ofrece “estancias y circuitos de una semana en agosto” en distintos puntos de la península como Madrid, Benidorm o Cantabria. Este año, más de 300 personas con discapacidad intelectual se han inscrito en estas actividades, viajando en grupos reducidos de unos 10 o 12 miembros, acompañados por decenas de personas voluntarias. Puede que alguno de estos profesionales, movidos por una voluntad real de transformación social, se enganche y decida dedicar su tiempo y conocimiento a los demás. 

La donostiarra Patricia Ayo era una estudiante de psicopedagogía de 19 años cuando en 2005 le hablaron por primera vez de la posibilidad de colaborar con Atzegi. Como tantas otras jóvenes vascas de su generación, le parecía una buena idea implicarse con alguna causa social y adquirir un cierto compromiso. La entidad donostiarra, en activo desde 1960 y fuertemente enraizada en el territorio por su labor por las personas con discapacidad intelectual, le abrió las puertas a un mundo nuevo. Patricia empezó los fines de semana con el programa Txolarte, que cuenta con un total de 19 clubes diseminados por Gipuzkoa, donde organizan actividades de ocio (paseos, excursiones, fiestas o talleres) dirigidas a personas con discapacidad intelectual mayores de 16 años. Y terminó enganchándose. 

Una de las actividades de Atzegi celebrada en julio.

“Me abrió los ojos a una realidad que hasta entonces era completamente desconocida para mí. Además de poder aportar algo a estas personas, me permitió conocerlas; de otro modo, probablemente no habría sido posible”, recuerda hoy Patricia, que a sus 39 años es, desde hace una década, la responsable del servicio de apoyo a las familias de Atzegi. Ella se enroló en un ambiente que pretendía crear conciencia y brindar apoyo a las familias en la conciliación de su tiempo. Participó como monitora en el programa de respiro familiar Atseden, que desde 2007 ofrece diferentes planes de fin de semana en el edificio Villa Mari del barrio de Gros. En el blog programarespiroblogspot.com se recopila información sobre los variados planes que realizan, desde una tarde en el cine hasta un día de playa o de pintxo-pote. Además de ofrecer su apoyo y compañía, Patricia pudo disfrutar de un ocio inclusivo y forjar asimismo lazos de amistad duraderos.

Mendizales inclusivos

Otras actividades han ido ganando protagonismo con el paso del tiempo. Es el caso del grupo de senderismo Atzegi mendian (también cuenta con su propio blog, https://atzegimendian.blogspot.com/), que ha causado furor desde su puesta en marcha en 2015 hasta el punto de completar tres grupos de mendizales. Las excursiones se realizan una vez al mes “para disfrutar en compañía de rutas por el monte y conocer los valores de la naturaleza. La actividad quiere contribuir a que todas las personas, de acuerdo con sus capacidades y deseos, puedan llevar una vida de calidad y con plena participación en la vida social”.

“Hay gente que no falla nunca. Tenemos incluso lista de espera”, destaca Patricia Ayo. Jamás imaginaron que gozaría de tanto tirón popular, pero estas asequibles excursiones de día, que empezaron con unas escapadas al monte Ulia, han logrado fortalecer los lazos de todos sus participantes. Los grupos de senderismo de Atzegi cuentan con la implicación entusiasta de decenas de voluntarios y monitores a lo largo del año, y tienen como objetivo “contribuir en el progreso hacia una sociedad inclusiva, más justa y solidaria, capaz de valorar la diversidad como base fundamental de nuestro futuro común”. Ayo subraya la “impresionante” labor que realiza el equipo de voluntariado, por ejemplo, con el cuidado con el que alimentan el blog, permitiendo así que las familias puedan sentirse parte del plan de ocio. 

Últimamente, desde la entidad guipuzcoana están haciendo hincapié en invitar a las personas mayores de 55 años a hacer voluntariado. La campaña de sensibilización ‘Es tu momento’supone un pequeño cambio de paradigma en una organización que se enorgullece de las cientos de personas, muchas de ellas estudiantes y jóvenes, que históricamente han colaborado de forma altruista. 

Perfil más senior

“Lanzamos esta campaña porque queríamos romper un poco con el estereotipo del perfil del joven voluntario. No hace falta tener 20 años para ser voluntario”, explica Ayo. Por eso, han decidido dirigirse expresamente a las personas mayores de 55 años, aprovechando que muchas de ellas se encuentran ya en otra etapa vital, más cercana a la jubilación, y, probablemente, con más tiempo libre y menores responsabilidades familiares

En la asociación recuerdan que muchas actividades requieren la colaboración de personas voluntarias. Estas actividades están dirigidas a mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual, especialmente en su tiempo libre. El abanico de opciones se ha multiplicado en las últimas décadas: a los servicios de participación y servicio social se han sumado programas culturales, deportivos, de ocio alternativo (como el programa Neurrian), los diferentes programas de vacaciones y los clubes de tiempo libre Txolarte, entre otros. Cualquier persona que tenga interés en participar o en obtener más información sobre voluntariado puede contactar con Atzegi llamando al 943 42 39 42.

CUANDO LAS REDES SOCIALES SON ALIADAS

Las redes sociales no están, a priori, pensadas para el colectivo de personas con discapacidad intelectual. Pero lo que se muestra en las redes no tiene por qué demonizarse automáticamente. Ni hay peligros acechando en cada tuit o reel de Instagram. Patricia Ayo reconoce que las personas con discapacidad intelectual hacen “el mismo uso” de Instagram o Facebook que cualquier persona adulta. Y además de ser un espacio en el que conocer amigos y saber más de su condición, estas plataformas se han destapado como una eficaz herramienta de comunicación

Los blogs Programa Respiro y Atzegi Mendian, que se actualizan semanalmente, son una estupenda manera de difusión de las actividades realizadas en Atzegi. Las campañas de sensibilización de la asociación, reconoce Ayo, “funcionan muy bien” en Internet. “Las redes sociales, bien utilizadas, tienen mucho valor. Tenemos que contar lo que hacemos y continuar sensibilizando a la sociedad. ¿Y dónde está la gente? En las redes”, completa. 

65 años no son nada

Aunque, en esencia, la misión sigue siendo la misma (mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual y la de sus familias), ha llovido desde que Atzegi echó a andar en 1960 impulsada por un grupo de familias comprometidas. ¿Que 65 años después siga en pie es motivo de celebración o indica, más bien, que aún queda un largo camino por recorrer? Patricia Ayo se lo piensa unos segundos y responde tajante: “Ambas cosas”. Según cuenta, se ha avanzado “mucho” en todo este tiempo y se han logrado “grandes avances”; al mismo tiempo, se han abierto nuevos retos y otros continúan enquistados. “Ahora quizás las necesidades de las familias no son tan imperiosas o no están tan a la vista. La labor de Atzegi se ha puesto en valor. Pero sigue faltando mucho trabajo por hacer en términos de inclusividad e igualdad de derechos”, relata. 

El acceso al mercado laboral, por ejemplo. En Atzegi lamentan que las instituciones no estén cumpliendo con los compromisos que ellas mismas se han marcado, ya que “por ley, 2 de cada 100 plazas de empleo público deberían estar reservadas para personas con discapacidad intelectual”. La vivienda es otro de los temas que la entidad guipuzcoana tiene subrayado con fosforito. En el curso 2024-2025 se han propuesto como objetivo “anticipar respuestas” en la identificación y gestión de “nuevas soluciones” habitacionales para el colectivo. Atzegi cuenta en la actualidad con 37 viviendas y un centro de día donde conviven más de 250 personas. En estos lugares termina juntándose gente de todo tipo y de todas las edades. “Las personas voluntarias de 40 o 50 años funcionan superbién porque, además de tener experiencia y bagaje, pueden relacionarse con gente de una edad parecida a la suya. Nos aportan muchísimas cosas”, señala Ayo. Pero, antes que nada, el primer paso sigue siendo romper una barrera mental que a menudo se da en la sociedad. Hay que dar visibilidad, compartir espacios comunes, empatizar, acabar con el desconocimiento. “Si no hacemos ese clic es imposible que veamos que tienen los mismos derechos y oportunidades que los demás. La discapacidad no se elige”, concluye Patricia Ayo.