Le acaban de poner cara. Se conoce ya el rostro de Bruno Ruiz Apodaca, asesino que mató a numerosas personas y entre ella al político Modesto Manuel Azcona Goicoechea, diputado alavés de Unión Republicana, elegido por la circunscripción de Amurrio y nacido el 24 de febrero de 1891 en el municipio navarro de Villafranca. El hallazgo de las fotografías es obra de los investigadores Jesús Pablo Domínguez y Aiyoa Arroita, autores de la web Crónicas a pie de fosa.

El diputado Modesto Azcona, asesinado en 1936.  | FOTO: DEIA

El diputado Modesto Azcona, asesinado en 1936. | FOTO: DEIA Un reportaje de Iban Gorriti

Esta pareja fue quien en 2016 ya investigó la muerte de Azcona. Así, relatan a DEIA que fue asesinado el 18 septiembre de 1936 en el camino de Miranda de Ebro a Pancorbo, cerca de Bayas y enterrado en el mismo cementerio junto con otros cuatro compañeros. Fue exhumado en 2019 e identificado y entregado por el instituto de la memoria Gogora, del Gobierno vasco, a su familia el ejercicio en curso. “Los homenajes –valoran Domínguez y Arroita– son para las víctimas, pero no debemos olvidar a esos que ahora se ha dado en llamar ‘victimarios’, dulce palabra politizada que no significa más que asesinos”.

Como organizadores que son de las Jornadas de memoria histórica en Ortuella, en esta edición han optado por echar la vista atrás y prevén una conferencia coloquio que impartirá José Ramón Urtasun bajo el título Obra pictórica Navarra 1936. Será hoy martes a las siete de la tarde en la casa de cultura del municipio. “Con motivo de esta charla ponemos cara al que hasta la fecha es el mayor asesino franquista de Araba y que tuvo entre sus víctimas a navarros también”.

La pareja de investigadores relata que hace ocho años pudieron aportar alguna breve información sobre el malogrado político. “Eran datos sobre los asesinatos y la vida de este individuo en la Vitoria-Gasteiz franquista tras la Guerra civil. De cómo a través de sus méritos como cabecilla y jefe de un grupo de asesinos se paseó impunemente por los pueblos de Araba, asesinando hasta, por lo menos, 108 personas que no comulgaban con el régimen”, aseveran.

En aquel momento, no consiguieron poner cara al verdugo. Desconocían sus facciones ni de qué forma había muerto. “Hoy, ocho años después estamos en condiciones de rellenar ese espacio negro que se ha mantenido oculto, recopilando toda la información posible y la mayor parte de imágenes en las que aparece”, apostillan. Muchas de las imágenes se han conseguido a través de un grupo de la red social Facebook denominado ‘Gasteiz atzo-Vitoria ayer’. “Ha sido gracias a una fantástica red de colaboradores a los que damos las gracias y no aportamos su identidad, por petición expresa”, detallan.

A juicio de la pareja, Bruno Ruiz de Apodaca decidió por sí mismo ser el brazo ejecutor de un régimen naciente que eliminaba a sus semejantes por Dios y la Patria. Solo en Araba se asesinaron entre 1936 y 1945 más de 300 personas. “Un tercio de ellos, si no es más, lo hizo su banda de asesinos”, señalan. Entre las víctimas, personas afiliadas o simpatizantes de CNT, PCE, PNV, Izquierda Republicana, Partido Republicano Radical Socialista, Unión Republicana, PSOE o UGT. De hecho, Ruiz de Apodaca también acabó con la vida del histórico médico y referente anarquista Isaac Puente, vizcaino de Abanto Zierbena con residencia en Arraia-Maeztu, Araba.

Domínguez y Arroita recogen que el conocido como “carnicero de Alava” Bruno Ruiz de Apodaca murió en su cama en 1985 a los 83 años, “no de forma plácida como un simple y venerable anciano, sino temeroso de los ‘fantasmas’ de sus víctimas que le atormentaron durante sus últimos años de vida”.

Los investigadores se han reunido con personas que recuerdan los alaridos y gritos que Ruiz de Apodaca daba por la noche cuando en pesadillas se le aparecían sus víctimas. “Su esquela del 9 de enero 1985 es el último vestigio de su paso por esta vida que recuerda que fue un padre de familia ejemplar de puertas para adentro, con mujer, hijos y nietos que le recordarán con cariño y orgullo. ¿O no? Parece ser que no todos los nietos quieren que recordemos quién fue su abuelo”.

Arroita y Domínguez ponen el ejemplo de su nieta María Sagrario Ruiz de Apodaca –su nombre figura en la esquela de su abuelo–, periodista navarra y mujer del periodista y corresponsal Lorenzo Milá, hermano de Mercedes Milá. “Ella parece haber borrado intencionadamente su pasado familiar de cualquier referencia pública”.

Tras una ardua investigación no solo de datos, sino de fotografías de su pasado como conferenciante tradicionalista, soldado requeté y policía franquista, la pareja informa de que la prensa derechista de los años 30 del siglo pasado da pistas sobre la figura de tal personaje. El futuro franquista nació “en torno a 1902” y saben por la prensa de la época que bautizó a su primera hija, fruto del matrimonio con su esposa Constancia Herranz, el 30 de julio de 1933, tal y como aparece en notas de sociedad del diario El pensamiento alavés del 31 de julio de 1933.

Le pusieron de nombre María Nieves en honor a la Virgen Blanca de Vitoria y, según consta, “en recuerdo de la egregia esposa de nuestro Augusto Caudillo Don Alfonso Carlos”. Hacían referencia al aspirante carlista al trono de España, Alfonso Carlos de Borbón. “Fue toda una intención política de su espíritu carlista y tradicionalista. Sus convicciones ultracatólicas típicas del carlismo más tradicionalista le hacen ser miembro importante de Juventud Obrera Católica, de Acción Católica y de su obra social y sindicato obrero Casa Social Católica de Vitoria”.

Daba donativos para la causa social tradicionalista. Fue vicepresidente y, a continuación, presidente de Juventud Obrera Católica. Aparece en mítines religiosos a modo de arengas políticas. Tuvo cojera fruto de un balazo en una manifestación fascista en el año 1934. En la guerra, se alistó voluntario a tomar Madrid con las columnas navarras que parten de la provincia. Fue uno de los primeros civiles carlistas que fueron rechazados en el frente de Somosierra. No volvió a pisar el frente, prefiriendo hacer otras labores en retaguardia. Su primer trabajo en Araba fue ser elemento represor franquista y brazo ejecutor de asesinatos y desapariciones de contrarios a los sublevados. “La guerra en Araba terminó a finales de 1936 en Legutio y Orduña. Todas las desapariciones y asesinatos se hicieron fuera del frente, en tierra que fue afín a los sublevados desde el mismo golpe de estado del 19 de julio”, agregan.

Ruiz de Apodaca fue nombrado agente auxiliar interino del Cuerpo de Investigación y Vigilancia con un sueldo de 3.750 pesetas. En 1941 dejó de ser auxiliar interino de policía y ya fue reconocido como agente de investigación de vigilancia profesional de la policía. En 1943 se afilió a Falange Tradicionalista y de las JONS. Un diario aseguraba que este “policía que dirige bajo las órdenes directas del Gobernador Civil la ejecución de medidas represivas es el tristemente célebre asesino falangista Bruno Ruiz de Apodaca, responsable directo de buen número de crímenes cometidos por los franquistas de Vitoria entre 1936-1939 y que después ha destacado siempre por sus instintos brutales en la represión contra los antifranqusitas”.

Asciende a inspector. Su imagen más nítida es captada por el reconocido fotógrafo alemán Alberto Schommer Koch (1897- 1981) durante la “Fiesta de los Policías” efectuada en 1956. Tenía 54 años. En 1968 se retiró de la policía a los 66 años con un homenaje franquista de despedida. “Hoy le fueron impuestas las insignias del Mérito Civil a Don Bruno Ruiz de Apodaca”, se lee en la hemeroteca. “Los obreros y sus vecinos le tenían miedo y asco al mismo tiempo. Para los antifranquistas era un demonio bajado a la tierra para matar y perseguir rojos-separatistas y comunistas”.

Según Domínguez y Arroita fue un asesino confeso que se jactó de haber matado el solo a, al menos, 108 personas. “Hablamos con el diputado general de Araba. Le expusimos que este asesino franquista mantiene honores institucionales recibidos en 1968, algo que es una anormalidad democrática e incumple la Ley de Memoria Histórica. Dijo que la Diputación no puede hacer nada al ser un tema del Ministerio del Interior del Gobierno de España, aunque se podría presionar para quitarle los títulos e insignias ahora que el PSE está en el Gobierno vasco y tiene la cartera de Justicia y Derechos Humanos”.