El Casco Viejo de Bilbao es un punto de referencia para quienes buscan disfrutar de la gastronomía en su versión más popular: los pintxos. La influencer gastronómica @gingerinbilbao ha compartido una ruta que repasa algunos de los bares más emblemáticos del casco. La creadora de contenido, que subraya que aquí no solo se trata de comer, sino de vivir la experiencia de lugares con décadas de historia y carácter propio, repasa los locales que ocupan su lista de favoritos.
Santamaría, el favorito de la influencer
La primera parada de la ruta es el Bar Santamaría, uno de esos bares de toda la vida donde los pintxos se preparan al momento. “Empezamos fuerte con mi favorito, el Bar Santamaría”, señala la influencer. La elección fue clara: el "famoso foie con compota de manzana, servido caliente y recién hecho". Un bocado que combina texturas y sabores y que se ha ganado un lugar entre los imprescindibles de la zona. "Es una auténtica maravilla" concluye la creadora.

Melilla y Fez
El itinerario sigue en el Melilla y Fez, un local con historia en Bilbao. “Reconocido como el primer bar en servir pinchos morunos en Bilbao”, explica @gingerinbilbao. Los de este bar son de cordero, marinados con limón y un ligero toque picante que les ha convertido en un clásico ineludible.
Taberna Basaras
Después, la parada es en la Taberna Basaras, "uno de los bares más antiguos del Casco Viejo". En este pequeño local, los protagonistas son la trainera de anchoa y el icónico grillo, pintxos que han resistido el paso del tiempo y que siguen siendo parte de la identidad del lugar.

Bar Fermín, el reino del bacalao
La ruta concluye en el Bar Fermín, un punto de referencia para los amantes del bacalao. “Lo preparan de muchas formas, pero nosotras fuimos directas al clásico, pincho de bacalao al pil-pil”, comenta la influencer. Una receta que representa la esencia de la cocina bilbaína y que convierte esta última parada en el broche perfecto.

Los pintxos, una institución
Los pintxos forman parte inseparable de la identidad gastronómica vasca y su origen se remonta a mediados del siglo XX, cuando en los bares de Donostia y Bilbao comenzaron a servirse pequeños bocados acompañando al vino o al chiquito de txakoli.
Inicialmente eran sencillos, como una rebanada de pan con una anchoa o un trozo de tortilla, sujetados con un palillo, pero pronto evolucionaron hacia preparaciones más elaboradas. Con el tiempo, los bares compitieron en creatividad, ofreciendo pintxos calientes preparados al momento, combinaciones innovadoras y presentaciones cada vez más cuidadas.
Esta transformación convirtió el acto de “ir de pintxos” en algo más que comer: en una forma de socializar, recorrer la ciudad y descubrir la diversidad de la cocina vasca en miniatura. Hoy, los pintxos son reconocidos internacionalmente, con rutas gastronómicas en ciudades como Bilbao, Donostia o Vitoria-Gasteiz, y con propuestas que van desde los clásicos de bacalao, gildas o morunos hasta auténticas creaciones de autor que han llevado este formato a la alta cocina.
En la actualidad, representan un equilibrio entre tradición y vanguardia, donde conviven la herencia de los bares históricos con la innovación de jóvenes cocineros que mantienen vivo este símbolo cultural y culinario.