La cocina de Sukaldi Jatetxea tiene nombre propio, el de Iñigo Velo, el chef que guía sus fogones desde hace cuatro años en esta ubicación, cuando llegó a Murueta desde Bedia. Abanderado de la sencillez, permanece fiel a una filosofía que le ha guiado desde entonces: primar la calidad y el producto de cercanía.

Así, Sukaldi se luce con pescados salvajes de los puertos de Ondarroa y Bermeo, por piezas enteras, para compartir, tras darles su toque maestro: un golpe de plancha y horno. Las carnes las adquieren en Arrieta, con la chuleta como estrella, que sirven troceada y con una piedra caliente para que el comensal termine de hacerla a su gusto en la mesa. Y las verduras proceden de huertas locales cercanas en su mayoría.

De ahí que prime el género de temporada, como sucede ahora con las alcachofas. En Sukaldi las cuecen y confitan en casa, las abren en flor y las preparan a la plancha con una salsita de hongos y sal de jamón.

Trabajan solo a la carta y en ella brillan guisos de toda la vida. Como especialidades, el chef recomienda el rodaballo con su pil-pil y los caracoles a la vizcaina.

En cuanto al capítulo dulce, los postres, a excepción de los helados, son todos caseros.

Al igual que su cocina, el pequeño comedor del Sukaldi es sencillo, con capacidad para 20 personas, a las que dan acomodo con la firme premisa de que se sientan a gusto.

Iñigo Velo presta especial atención también a la bodega que armoniza sus elaboraciones, donde atesora hasta un centenar de referencias en vinos, de distintas D.O.

Con buen tiempo, el restaurante ofrece terraza y para mayor comodidad del cliente, el aparcamiento no es problema en el entorno rural donde se ubica. La localidad de Murueta, en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, sirve de marco natural a la propuesta gastronómica del restaurante.