El 25 de noviembre de 2020 saltó la noticia que nadie quería escuchar pero que todos cabían esperar dados los vaivenes del protagonista, que vivió varias vidas condensadas en una. Diego Armando Maradona había sido encontrado sin vida en su domicilio a sus 60 años recién cumplidos. El dueño del balón dejaba el mundo de los mortales para trascender al de los inmortales, coincidiendo el día de su fallecimiento con el de su espejo, George Best. El fútbol quedaba huérfano. El forense determinó un “edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca congestiva reagudizada y una miocardiopatía dilatada”, una complicación que había derivado de un fallo orgánico, como causa de la muerte. Cinco años después el fallecimiento sigue rodeado de interrogantes y controversias que han impedido cerrar uno de los capítulos más dolorosos de la historia del deporte.

La salud de Maradona era delicada. El 30 de octubre, con motivo de su 60 cumpleaños, se le pudo ver en público presentando problemas de movilidad y un aspecto que proyectaba fragilidad. El 2 de noviembre fue internado en la Clínica Ipensa de La Plata, donde se le detectó un hematoma subdural. Horas después era intervenido quirúrgicamente para evacuar el hematoma cerebral. Todo parecía jugar en favor del paciente, que el día 11 de noviembre recibió el alta médica. Fue trasladado a su domicilio, donde recibiría atención y un tratamiento de rehabilitación. El día 25, El Pelusa era hallado muerto. Argentina declaró tres días de luto nacional.

El caso se lleva a juicio

Tras conocerse el fallecimiento, la rumorología se disparó. De inmediato se abrió una investigación penal sobre las circunstancias de su muerte. Se procedió a examinar su historial clínico, las llamadas realizadas a emergencias, la atención médica recibida… Como conclusión de lo investigado, en mayo de 2021 siete profesionales de la salud que atendieron a Maradona durante sus últimos días de vida resultaron imputados por “homicidio simple con dolo eventual”. Se sospechaba que pudo haber negligencias médicas. Casi un año más tarde, en abril de 2023, la Cámara de Apelaciones y Garantías de San Isidro confirmó que el caso debía ir a juicio, basándose en un informe médico-pericial que sostenía que los profesionales eran conscientes del estado crítico de Maradona y que no actuaron de manera adecuada.

Fernando Burlando, abogado de dos hijas de Maradona, Dalma y Gianinna, sostiene que la muerte de El Pelusa fue en realidad un asesinato. “Sin lugar a dudas, Diego fue asesinado”, asegura. Mientras, la atención de la Fiscalía se centra en determinar si la atención domiciliaria que recibió Maradona fue adecuada, si se violaron protocolos, y si esa deficiencia contribuyó directamente a su muerte. Varios testimonios familiares afirman que la atención fue “deficiente” y que fueron engañados respecto al servicio médico contratado.

Maradona celebra uno de sus goles con la camiseta de Argentina. Europa Press

El pasado marzo arranca el juicio, pero se anula

El pasado 11 de marzo de 2025 comenzó el juicio contra Leopoldo Luque, neurocirujano; Agustina Cosachov, psiquiatra; Carlos Díaz, psicólogo; Mariano Perroni, supervisor de enfermeros; Ricardo Almirón, enfermero; Nancy Forlini, coordinadora médica, y Pedro Di Spagna, médico clínico, todos ellos imputados por homicidio simple con dolo eventual. Los siete se declararon inocentes, pero en caso de ser condenados se enfrentarían a penas de entre 8 y 25 años. El caso tenía previsto contar con más de 100 testigos.

Pero apenas dos meses más tarde, en mayo, el tribunal declaró nulo el juicio debido a que una jueza que formaba parte de este tribunal había participado en un documental relacionado con el caso sin la autorización del propio tribunal, lo que provocó una nueva demora en el esclarecimiento de los hechos. Ese mismo mayo también se conoció que fruto de una investigación complementaria se incautaron 300 nuevos documentos médicos y más de medio millar de correos electrónicos de la clínica donde fue tratado El Diez como posibles pruebas que podrían decidir el juicio. Ahora, hace apenas una semana, Julieta Makintach, la jueza implicada en el documental clandestino, fue declarada culpable de incumplir sus deberes como funcionaria. Es la última noticia de una cronología que seguirá extendiéndose con la apertura de un nuevo juicio, que arrancará el 17 de marzo de 2026.

Disputa familiar

“Me utilizan en vida, y encontrarán el modo de hacerlo estando muerto”, manifestó Maradona en 1996, tal y como se refleja en el libro Diego Dijo, una obra autorizada por el exfutbolista. Y es que mientras se busca el esclarecimiento de todas las circunstancias que rodearon a su muerte, la familia mantiene una lucha judicial por la marca del difunto. En un lado están las cinco hermanas de Maradona (Ana María, Elsa, Rita, María Rosa y Claudia), que están dirigidas por el que fuera abogado de Diego, Matías Morla. Ellas son poseedoras de la marca Diego Maradona y apelan a la herencia firmada en vida por ‘El Pibe de Oro’. En el otro lado aparecen los cinco hijos legítimos (Dalma, Gianinna, Jana, Diego Junior y Diego Fernando), quienes heredaron bienes de su progenitor pero reclaman derechos de la marca paternal y acusan a la otra parte de apropiación indebida.

Mientras Diego Armando Maradona yace en su lecho de muerte, en una humilde tumba que comparte junto a su madre y su padre en Buenos Aires, el reposo no termina de llegar. Cinco años después de abandonar el mundo terrenal tras una intensa y agitada vida, eternamente vivo en la memoria colectiva, a su alrededor permanecen abiertas las causas judiciales que no tocan a su fin. Como dijo: “Tantas veces me mataron, tantas veces me morí, sin embargo sigo aquí, resucitando”. Sin descanso. Sin paz.