Derio 0 (4)
Santurtzi 0 (3)
DERIO: Kevin, Etxeandia, Lechosa, Mayo, Guipu, Gonzalo, Expósito, Gabiña, Egileor, Del Campo y Ugalde.
SANTURTZI: Llorente, Etxebarria, Grande, Hernández, Zatón, Castaño, Cabanas, Guerras, Elguezabal, Ould y Cid.
Incidencias: Buena entrada en Ibaiondo para asistir al encuentro de primera ronda de la Copa Federación.
Todas las miradas en el campo de Ibaiondo se dirigían a un mismo punto ayer en el estreno del Derio en la Copa Federación contra el Santurtzi: el banquillo local. Allí, de pie, inquieto y con gesto concentrado, Iker Muniain vivía su debut oficial como entrenador, que terminó con victoria sufrida en una tanda de penaltis decidida bajo la lluvia y que se resolvió por 4-3, tras llegar al final del tiempo reglamentario con empate sin goles. La cita podía abrir el camino a uno de los dos equipos para disputar la próxima edición de la Copa, pero el interés añadido estaba en cómo afrontaba el técnico navarro su primer paso en esta nueva etapa tras colgar las botas.
Su estilo se reconoció al instante: indicaciones constantes, protestas medidas, aplausos en cada acierto y una presencia ininterrumpida en la zona técnica. Apenas pisó el banquillo, prefiriendo recorrer la banda y no perder detalle de lo que ocurría. A ratos, acompañaba sus órdenes con gestos amplios de brazos; otras veces, con discretos toques de mano a mano para corregir a un jugador que pasaba cerca. Cada saque de esquina era seguido con el cuerpo inclinado hacia adelante, como si estuviera a punto de entrar él mismo a rematar. El partido, trabado y sin apenas ocasiones, le obligó a mantener la tensión de principio a fin.
La primera parte fue un adelanto de lo que vendría después: mucho balón aéreo, pocas llegadas, y, en general, escaso fútbol. La segunda trajo el reto añadido de un temporal que castigó el campo con una fuerte tormenta. Empapado, Muniain siguió en pie, exigiendo intensidad y empujando a los suyos a buscar un gol que no llegaba, aunque su equipo intentó proponer algo más que su rival.
Sin goles tras los 90 minutos, el encuentro se marchó a una prórroga en la que el Santurtzi llevó algo más la iniciativa tras quedarse el equipo local en inferioridad, pero sin éxito de cara a puerta. En el tiempo extra, el técnico mantuvo el mismo ritmo, alternando palabras de ánimo con gestos de urgencia, consciente de que cualquier detalle podía decidir el partido.
En los penaltis, Muniain reunió a sus jugadores en un breve corrillo, transmitiendo calma y confianza. Desde la banda, vivió cada lanzamiento con los puños apretados, descargando la tensión en cada acierto. El Derio estuvo más acertado desde los once metros, con su portero Kevin luciéndose, y acabó sellando el pase a la siguiente ronda, en la que se enfrentará al Gernika, cerrando un estreno en el que el resultado acompañó a la intensidad y personalidad que el navarro demostró desde la banda.