Síguenos en redes sociales:

Urko VeraExfutbolista

“El Athletic fue como el helado que le compras a un niño y se le cae al suelo”

Goleador en todas las categorías del fútbol estatal, repasa con DEIA su larga trayectoria como futbolista después de colgar las botas recientemente en el Santutxu

“El Athletic fue como el helado que le compras a un niño y se le cae al suelo”Santutxu FC

El fútbol ha sido la gran pasión en el día a día de Urko Vera (Barakaldo, 14-V-1987) desde los 8 hasta los 38 años, momento en el que ha colgado las botas como jugador del Santutxu para cerrar el círculo con un emotivo homenaje recibido el pasado 18 de mayo en Mallona. Seis meses de experiencia en el Athletic (2010-11) para un total de diecisiete equipos de cuatro países distintos deja atrás el ya exdelantero vizcaino, que repasa con orgullo una larga carrera con participación incluida en televisión.

Toda la vida pensando en el fútbol y, de repente, llega la retirada. ¿Lo ha asimilado ya?

Sí, aunque todavía es muy reciente al estar entrenando hasta la pasada semana. Creo que lo voy a llevar bien, porque nunca me puse una fecha concreta para la retirada y este año sentía que era el momento. He acabado bien, jugando como titular en el Santutxu que es mi casa, pero con la edad que tengo que son 38 años el cuerpo no te respeta igual y no quería terminar mal y con lesiones. 

¿Le costó aun así tomar la decisión de colgar las botas?

No, porque sentía que era el momento. Tengo una hija que va a cumplir 8 años en septiembre, un crío de tres años, empezaba a trabajar otra vez y la edad como digo no es lo mismo ya al tener compañeros en el equipo a los que sacaba 20 años. Cada vez que jugaba un domingo 70 o 75 minutos me costaba tres días recuperar y parecía que me habían pegado una paliza. Desde los 8 años hasta ahora son 30 años jugando y quería devolver también a la familia todo el tiempo robado durante fines de semana. Era el momento perfecto.

El 18 de mayo de 2025 nunca lo olvidará. Vivió un día emocionante junto a los suyos con homenaje incluido en su último partido en Mallona.

No fue un homenaje como el de De Marcos en San Mamés, pero para mí fue igual de valioso o más al ser con el equipo en el que he jugado siempre, con mi familia, mis amigos y con Mitxelo, que en el fútbol ha sido mi padre, no el de Ibai (risas). Se hizo todo con mucho cariño, fue muy familiar y especial y va a ser un día que voy a recordar siempre.

Consiguió terminar en el Santutxu tres décadas después de que todo comenzara en el mismo lugar. Cerró el círculo.

-sí es. Empecé con 8 años en prebenjamín entrando como un flan, con campo de arena y todos con la camiseta del Athletic y he acabado con un campo de hierba artificial, los banquillos enfrente, nuevos vestuarios y camisetas de Lamine Yamal por un tubo (risas). Si hubiese imaginado todo lo que he vivido, habría sido incapaz de pensar que iba a tener tanta suerte de vivir todo lo que he vivido y empezar y acabar donde quería.

“Mi mejor momento, sin duda, fue el debut en San Mamés; me vino todo de un sopetón terrible”

¿Cuál es su mejor recuerdo si mira hacia atrás?

Mi mejor momento, sin duda, fue el debut en San Mamés. Me vino además todo de un sopetón terrible, porque un mes antes estaba en el Lemona y no podía imaginarme siquiera que iba tener la posibilidad de jugar en el Athletic. He tenido muchos momentos bonitos al ascender con Osasuna y Eibar a Primera y haber jugado fuera en muchos sitios maravillosos, pero el Athletic es mi club y debutar en el antiguo San Mamés es algo que no se paga con dinero.

¿Con qué persona del mundo del fútbol se queda después de tantísima gente que ha podido conocer?

Me quedo con mucha gente, pero mi ángel de la guarda ha sido Mitxelo. Me aita murió cuando yo tenía 10 años y él siempre me ha tenido en mucha estima y me ha cuidado mucho. De joven era un poco rebelde y Mitxelo me aguantó lo mismo que hubiera aguantado una madre o un padre. Sin ser yo ni cadete del Santutxu hasta el último día siempre tuvo una fe ciega en mí, un trato conmigo de diez y lo único que tengo hacia él son palabras de agradecimiento. Para mí lo más importante es la formación y ha sido uno de los factores más importantes en mi carrera al ayudarme en todo. 

“Me quedo con mucha gente, pero mi ángel de la guarda ha sido Mitxelo; me ha cuidado mucho”

Ha jugado en un total de 17 equipos de cuatro países distintos. Se dice pronto.

Me siento también un afortunado por ello, porque el hecho de haber jugado en esos países me ha permitido visitar cientos de lugares. Cuando estuve en Corea fui a Japón y cuando jugué en Rumanía pude visitar Austria, Eslovenia, Marruecos o Chipre. En Inglaterra vivía en Manchester en el centro gratuitamente con un coche para ir a Edimburgo, Liverpool, Londres o donde quisiera haciendo lo que me gustaba y ganando dinero. Me hubiera gustado ser un One Club Man como Susaeta, por ejemplo, pero una vez no lo consigues salir fuera y vivir todas esas experiencias es una fortuna.

En el Athletic jugó 5 partidos y marcó un gol contra el Getafe a domicilio en una temporada 2010-11 de ensueño al iniciarla con el Lemoa en Segunda B y terminarla como león. ¿Cómo gestionó aquello?

Como pude. No acabé de adaptarme, porque al año siguiente tuve que marcharme. Fue la primera vez que entré nuevo en un vestuario y no hizo falta que me presentaran a nadie porque dos semanas antes les estaba animando en el campo. En ese sentido se me hizo fácil, pero lo que se me vino encima era enorme. Siendo jugador del Bilbao Athletic igual puedes intuir que te llegue el momento y te pueden preparar, pero a mí de la noche a la mañana me plantaron en un campo en el que siempre había estado animando y que es el sueño de tu vida. A nivel mediático pasé también de que nadie me conociera a que me pidieran fotos por la calle y todo eso no es fácil de manejar. 

Urko Vera celebra su único gol con la camiseta del Athletic, al Getafe en el Coliseum.

Media temporada duró el sueño antes de tener que salir del club para recalar en el Hércules. ¿Quedó satisfecho con lo que pudo ofrecer durante su breve paso por el Athletic?

Bueno, me quedé como si empezara a comer un helado y se me cayera al suelo. Aun así, siempre saco lo positivo y estaré toda la vida agradecido al Athletic, a Caparrós, a Macua y a todos los jugadores que había en ese momento. Solo jugué cinco partidos, pero puedo decir que los jugué. 

Te puede interesar:

“Bielsa nos apartó a varios y me quedó la espinita de no haber ido donde él; me fui llorando a casa”

Hubo cambio de presidente en el verano de 2011 con la llegada de Josu Urrutia a Ibaigane y de Marcelo Bielsa al banquillo y se vio apartado del equipo.

Sí, me influyó un poco todo eso, porque Bielsa no me dio la oportunidad de entrenar con el equipo ni un día. Si hubiera seguido Caparrós creo que habría podido continuar porque tenía en mi cabeza ser el delantero suplente de Fernando (Llorente) y Gaizka (Toquero), pero Bielsa cambió a un único punta y tomó esa decisión conmigo. 

¿Llegó a hablar con él?

No, nos apartó a varios jugadores y punto. Era una situación que ni sabía que podía darse en el fútbol y sí me quedó la espinita de no haber ido donde él a hablar, porque me fui llorando a casa. Ya digo que fue como el helado que le compras a un niño y se le cae al suelo, pero Bielsa era tan peculiar que igual hubiera cambiado algo la situación si me hubiese sentado con él, le hubiera mirado a los ojos y le habría dicho que era el sueño de mi vida, que me lo acababa de robar en seis meses sin haber tenido tiempo para adaptarme y que me dejara jugar dos partidos y si era muy malo le daba la mano, le deseaba suerte y me iba a mi casa. Pero no lo hice.

El caso de Maroan Sannadi, al pasar de Primera RFEF al Athletic en un mercado invernal, guarda semejanzas con el suyo. ¿Qué le recomendaría?

Veo que el chico ha entrado muy bien. Guruzeta personalmente me gusta mucho y le viene bien competir con Maroan, que ha podido tener un poco más de suerte al entrar más minutos de lo normal al tener mayor demanda por haber partidos de Europa. Cuando yo llegué solo había liga, el equipo no iba tan bien y entramos en UEFA en el último momento, por lo que no había tiempo para experimentar o tener tantas opciones. Creo que la pretemporada le va a venir de lujo para coger los automatismos que quiera inculcarle Ernesto.

Desde la experiencia de haber jugado en todas las categorías del fútbol español, ¿dónde ha disfrutado más realmente?

Si miras, he metido goles en Primera, Segunda, Segunda B, Tercera, Copa y División de Honor. Tengo de todos los colores (risas). He jugado y he marcado en todas las categorías, pero los dos sitios donde mejor me lo he pasado en el campo ha sido en el Mirandés y en el Lemona. En ambos equipos me sentía insuperable, hasta el punto de meter 20 goles en el Mirandés sin tirar ningún penalti. Fueron dos años en los que era una gozada jugar. En el Athletic me sentía mejor jugando fuera que en San Mamés, donde salía con una ansiedad terrible por querer hacerlo todo bien.

¿Volvería a ser futbolista?

Creo que sí. Si no lo hubiese sido, me hubiera gustado ser pelotari, pero lo mío con el balón ha sido una enfermedad. Desde que tengo conciencia todos los regalos eran balones. No miraba nada más cuando veía uno.

En 2022 probó en el exitoso programa de televisión ‘El conquistador del Caribe’.

Ahí metí un poco la pata, porque no tiene nada que ver con el fútbol (risas). Fue una experiencia muy dura, aunque muy bonita también al hacer que valores cosas que no sabes valorar en el día a día. Dicho esto, yo en seis meses no puedo enseñar a un escalador a rematar, ni viceversa, por mucho que hayas entrenado previamente en condiciones normales.

¿Qué planes tiene de cara al futuro?

Familia, trabajo y este primer año no quiero saber nada más que ir a San Mamés, de vez en cuando ver al Santutxu y algún partido que me pueda cuadrar del Barakaldo, Sestao, Arenas o alguna cosita así.

¿Le gustaría ser entrenador?

No, porque soy el poli bueno y valdría más para ser un segundo teniendo ese buen rollo y vínculo con los jugadores que no puede tener el entrenador. Me veo más como segundo si el día de mañana me sale la opción de estar con alguien que vea que tiene ganas y hambre de hacer las cosas bien.

La opción de ser director deportivo no la contempla.

No. A mí me gusta el olor a hierba, no el olor a perfume. Ni me veo, ni me gustaría.