Si hay un nombre crucial en la historia del Manchester United ese es Sir Alex Ferguson. El técnico escocés fue capaz de transformar el club. Entre 1993 y 2013 conquistó 13 títulos de liga, lo que convirtió a la entidad mancuniana en la más laureada de Inglaterra. Desde aquel 2013, coincidiendo con el último curso de Ferguson en los banquillos, el United no ha vuelto a levantar el trofeo liguero. La competencia ha recortado diferencias hasta el punto de que esta misma temporada el Liverpool ha igualado los 20 entorchados que representan la cúspide del fútbol inglés.

Hace mucho tiempo que el Manchester United vive del pasado y persiguiendo la gloria perdida. Sigue siendo indudablemente uno los clubes más relevantes del planeta, pero las decepciones se cuentan a puñados. Esta campaña, sin ir más lejos, los Diablos Rojos han protagonizado su peor temporada en la máxima categoría inglesa sin consumar el descenso desde la 1972-73, cuando terminó decimoctavo entre veintidós equipos. Actualmente ocupan la decimosexta posición con 39 puntos tras 10 victorias, 9 empates y 18 derrotas. Una absoluta decepción para los seguidores de un plantel construido para pelear por todos los títulos.

El único argumento para la ilusión ha llegado desde la Europa League, donde la tropa que dirige Rúben Amorim ha caminado con la cruz de la obligación al tratarse de una competición menor para una institución de semejante entidad. Precisamente por ello, la exigencia del United en este torneo era máxima al partir como gran favorito.

A medida que el United fue quemando etapas en Europa y en paralelo se hundía en la clasificación de la Premier League, la necesidad fue en mayor aumento si cabe; levantar el título se convirtió en la única posibilidad de salvar la temporada. No solo por la obtención del título, sino más relevante aún es el hecho de acceder a la Champions League, para integrar al club donde le corresponde por historia y estructura, y poder además sostener una maquinaria que devora millones. Solo en el último año, el club ha despedido a más de 400 trabajadores para paliar la ausencia de ingresos derivados de los éxitos deportivos. Según los dirigentes, el club ha presentado pérdidas en los últimos cinco años y vive la amenaza de una bancarrota. Así, en San Mamés el United asiste a una victoria nada inesperada o al fracaso, sin medianías; ganar no sería un éxito, sino el cumplimiento de una obligación, como sucedió en la 2016-17, cuando levantó su único trofeo de la Europa League. Una situación similar a la del Tottenham, pero inequiparable teniendo en cuenta el historial de uno y otro club.

Europa ha sido el bálsamo y la salvación, de momento, de Amorim en el banquillo. El United ha campado con paso firme. Fue el único equipo de la Fase de Grupos de la Europa League que no encajó ninguna derrota, y a estas alturas sigue siendo igual. Pese a ello, cerró la primera fase en tercera posición, con 18 puntos, con cinco victorias (PAOK, 2-0; Bodo/Glimt 3-2; Viktoria Plzen, 1-2; Rangers, 2-1; Steaua Bucarest, 0-2) y tres empates (Twente, 1-1; Oporto, 3-3; Fenerbahçe, 1-1). En octavos de final doblegó a la Real Sociedad (1-1 y 4-1). En cuartos apeó al Olympique Lyon con un duelo épico que se resolvió en los estertores de la prórroga (2-2 y 5-4). Y en semifinales privó al Athletic del sueño de disputar la final continental en casa (0-3 y 4-1). En esta última eliminatoria, al igual que sucedió contra la Real, las actuaciones arbitrales dieron mucho de qué hablar. Hubo más que debate.

Los Red Devils llegan a la final con un balance de 9 victorias y 5 empates, con 35 goles a su favor y 18 en contra, con un porcentaje de posesión media por partido del 56,5%; con treinta cartulinas amarillas y una roja. Los números rezan a su favor en el desenlace de la competición.

Además, extendiendo su racha, el United solo ha perdido uno de sus últimos 25 partidos en la Europa League. Las casas de apuestas también están de su parte en la final de Bilbao. Si bien, el Tottenham venció en los tres duelos previos de la temporada actual, lo que impulsará anímicamente a los Spurs. Sin embargo, a lo largo de la historia el United se ha impuesto al Tottenham, con 95 victorias por 57 del cuadro londinense y 52 empates.

Amorim cuenta con una plantilla valorada en 699 millones de euros. Se trata del décimo plantel a nivel mundial con mayor tasación de mercado, según el portal especializado Transfermarkt. El Tottenham precede al conjunto mancuaniano en la clasificación mundial, con un valor de 836 millones.

Pese a la crisis que proclaman los propietarios del club, esta temporada el Manchester llevó a cabo un desembolso de 246 millones que se contrarrestó con unas ventas por valor de 103. El vestuario se reforzó con Matthijs de Ligt (45), Leny Yoro (62), Joshua Zirkzee (42,5), Manuel Ugarte (50) o Patrick Dorgu (30), pero la inversión no ha dado frutos en el plano de la Premier League. Tampoco han destacado especialmente a nivel de participación, pues el primero de ellos con más minutos es De Ligt, seguido de Ugarte, séptimo y octavo jugador más empleado, respectivamente. Detrás aparecen Zirkzee (13º), Yoro (15ª) y Dorgu (18º). Precisamente Zirkzee y De Light causarán baja por lesión en la final, al igual que Lisandro Martínez, mientras que Yoro y Diogo Dalot son duda.

El primero de la lista en el reparto de minutos es el buque insignia de este United: Bruno Fernandes, máximo goleador con 19 tantos y principal asistente, con 19 pases de gol. A nivel numérico, después está Alejandro Garnacho, con 11 dianas y 10 asistencias. El delantero centro titular, Rasmus Hojlund, solo presenta 10 goles y 4 asistencias en 50 compromisos.

Con todo, Amorim podría presentar un once inicial compuesto por Onana en la portería; con una línea de tres centrales que podrían ser Shaw, Maguire y Lindelof; dos carrileros como Mazraoui y Dorgu; dos pivotes que apuntan a ser Ugarte y Casemiro, y tres piezas en la línea ofensiva, con Fernandes y Garnacho cayendo a los costados, y Hojlund en punta. Podrían ser los elegidos para buscar la gloria perdida.