La polémica está servida. El encuentro que debían haber disputado ayer al mediodía el Arenteiro y el Barakaldo, correspondiente a la vigésima primera jornada del grupo I de Primera RFEF, se suspendió en la noche de la víspera del encuentro, cuando la expedición vizcaina ya descansaba en O Carballiño, debido a que se había activado la alerta roja en la costa gallega, pero no así en la provincia de Ourense, lo que produjo la indignación del medio centenar de aficionados gualdinegros desplazados a la localidad orensana y al incredulidad en la entidad vizcaina, a la que no se le consultó su opinión y a la que se informó cuando ya no tenía posibilidad de anular el viaje o regresar a casa con antelación. El Juez Único de Competiciones No Profesionales de la Federación Española de Fútbol (FEF) decretó la suspensión del partido pero a instancia del Ayuntamiento de O Carballiño, que había decidido el cierre de todas las instalaciones deportivas del municipio para la jornada de ayer, incluida las del campo de Espiñedo, sede del partido.
“A las 12 de la mañana hemos ido al campo, llovía muy poco, una especie de sirimiri y sin viento, además de que el césped parecía estar en buenas condiciones. Se podía haber jugado con normalidad e incluso vecinos de O Carballiño nos decían que no tenía sentido suspender el partido. Es más, la alerta estaba prevista allí a partir de las tres de la tarde. Nosotros llegamos el sábado por la tarde, el tiempo estaba más o menos tranquilo, fuimos al hotel del Barakaldo y allí a las 20.45 horas nos enteramos, al igual que los jugadores y técnicos, de la suspensión”, relató Jesús Mari, uno de los aficionados que se desplazaron a la localidad ourensana y que habían tenido que desembolsar un mínimo de 200 euros. “Es una putada y un sinsentido, cuando se podía haber suspendido el viernes y evitar un viaje en balde”, añadió.
La entidad de Ezkerraldea también se siente damnificada por una decisión “que ha venido únicamente desde el Ayuntamiento de O Carballiño”, según expresó Ricardo Arana, presidente del Barakaldo y que considera que “quizá lo lógico, con el equipo ya allí, en el hotel de concentración, habría sido esperar a la misma mañana para saber si las condiciones serían tan adversas como para suspenderlo definitivamente”. “No nos han consultado, se ha argumentado razones de seguridad, que se pueden comprender, pero es cierto que la localidad, que no es una capital, y el campo no obligan a un desplazamiento con riesgo para los aficionados”, añade Arana, que pone el acento en el perjuicio económico, de unos 5.000 euros “irrecuperables”, y en el deportivo al tener que viajar de nuevo a O Carballiño entre semana. “Pediremos alguna compensación”, declaró.