Todo preparado. La Florida estaba a tope media hora antes del comienzo. Un lleno para la historia. Con sus mejores galas. Ni un asiento libre. Incluso la lluvia, que tampoco faltó a la cita de junio, daba muestras de un día inolvidable en Ezkerraldea. Todos esperaban su día de celebración. Incluso los ciento cincuenta insulares que se acomodaron en la nueva grada. En los prolegómenos, hubo fotos entre aficiones. Todos amigos. Solo faltaba resolver quién iba a ser el elegido para el ascenso. Solo uno puede ser el vencedor. Nada más comenzar la banda de ataque por la derecha con el jarrillero Okolo, defendido por un contundente Aitor Molina, saltaban chispas que llegaban casi hasta la grada. A los Portu Hools solo les faltaba meterse en el verde. Divina juventud. Lo vivían en primera persona. La salsa del fútbol. Y Okolo, eléctrico. Aitor, contundente. Todo un desafío propio de una final.
La primera parte de los jarrilleros puso los nervios a flor de piel. Fútbol de quilates. La emoción del resultado era el problema, ya que no se había movido el marcador. Hasta que, tras el descanso, un intuitivo cabezazo a ras de suelo de Zorrilla llevó el éxtasis a la grada. Portu yo te quiero, te vengo a ver, se tarareaba como la canción del verano. El éxito de La Florida. Lo más difícil, las cuentas con el gol, ya estaba hecho. Por su parte, la grada de los verdes, recién llegada de Lanzarote, se quedó muda con el marcador en contra.
Pero un emocionante y largo final, en el que antes los isleños quedaron en inferioridad, desembocó en empate. El Portu pudo quedar desnortado. Nadie lo habría acertado tras el primer acto. Solo la grada insular. Siempre con su equipo. La prórroga fue más un suplicio para los de Ezkerraldea que una posibilidad de gol. Aun siendo más sobre el verde. Era un tiempo añadido inesperado y la grada también lo notó. Porque la afición también sufre. Se había pasado de un Portu yo te quiero, te vengo a ver a un contundente Sí se puede que cantaban los visitantes. Eran pocos pero animosos y ruidosos.
Lo de los penaltis fue de infarto. Propio de una final. La leyenda dice que el que empieza y marca tiene la tarea hecha. No suele fallar. Tampoco ayer. Marcó Emiliano, el argentino. Empató Ieltxu. Lanzó Ubay, 39 años, paró Ibon. Pero Del Cura lanzó y paró Nauzet, también 39 tacos. Lanzó Pato, el uruguayo, detuvo Ibon. Pero Iñigo Martín mandó el balón arriba. Muy alto. Los nervios se adueñaban de la puntería. Todo seguía igualado. Hasta que Javi Melián, el goleador que había llevado la eliminatoria a la prórroga, puso por delante al Yaiza. E Ibon González, el portero lanzador, no pudo superar a Nauzet. En el duelo de porteros venció el veterano. Sólo quedaba que el Yaiza marcara y sería el elegido para ascender. El canterano de Las Palmas, senegalés de nacimiento, el mejor sobre el terreno de juego, Moha tomó la responsabilidad. Y no falló. Era de esperar. Este no falla, decía su gente.
El Unión Sur Yaiza es de Segunda Federación y el Portugalete tendrá que esperar a otra ocasión. Para escuchar de nuevo Portu yo te quiero, te vengo a ver. Lo cierto es que el bajón se apoderó de toda la villa jarrillera, que ya preparaba una fiesta a lo grande para celebrar un ascenso que se le resiste a un conjunto resignado a repetir en Tercera RFEF.