AMOREBIETA: Campos; Álvaro Núñez, Hernando, Gayá, Garreta (Min. 80, Rayco), Lasure; Sibo, Morán (Min. 60, Carbonell); Dorrio (Min. 80, De Graca), Avilés (Min. 60, Jauregi) y Morcillo (Min. 46, Morcillo).

BURGOS: Caro; Borja González, Aitor Córdoba, Sierra, Matos (Min. 85, Bermejo); Sancris (Min. 85, Appin), Mumo (Min. 62, Atienza), Elgezabal, Ojeda (Min. 72, Martín); Curro Sánchez y Fer Niño (Min. 72, Espiau).

Gol: 0-1: Min. 44; Garreta, en propia puerta.

Árbitro: Galech Apezteguía (Comité Navarro). Solo amonestó a Garreta y al técnico Haritz Mujika, por el Amorebieta.

Incidencias: Partido correspondiente a la décimo octava de LaLiga Hypermotion disputado en Lezama ante 1.088 espectadores.

El Amorebieta se vuelve a complicar la vida. El conjunto azul desperdició una gran ocasión para aliviar sus males y encajó una nueva derrota, la tercera en Lezama, que acentúa las debilidades de un conjunto al que le penalizó su pésima primera mitad y al que ni siquiera le valió su evidente mejoría en la reanudación para amarrar por lo menos un punto. El colectivo azul no estuvo a la altura esperada en los 45 minutos iniciales, sometido por el Burgos y, para más inri, Félix Garreta marcó en propia puerta cuando los dos equipos pensaban en el descanso, para ser el dominador en los segundos 45 minutos, en los que gozó de varias oportunidades de gol, pero que no le llegó debido a su falta de pegada y a las intervenciones de Caro, el meta de un equipo burgalés que firma su primera victoria como visitante y de la que carece todavía el Amorebieta, que la deberá buscar el sábado en Valladolid aunque antes debe jugársela el miércoles en Copa ante el Levante en Valencia.

El Amorebieta estaba obligado a reaccionar tras el varapalo sufrido en Elche. En el Martínez Valero el conjunto azul ofreció una buena imagen pese a la derrota y quizá por ello Haritz Mujika tocó muy poco, unas novedades que se limitaban al regreso al once de Álvaro Núñez, clave en el triunfo sobre el Tenerife, y Kwasi Sibo, ausentes en tierras alicantinas por sanción y que relegaban al banquillo a Jorge Mier y Álex Carbonell. Mujika ya tiene interiorizada su idea, que la machaca desde varias jornadas atrás. Ya no recurre a un delantero específico, por lo que Eneko Jauregi y un cada vez más intrascendente Marco Da Graca repetían en la banqueta; en tanto que Josué Dorrio y Jon Morcillo volvían a ejercer como el tridente ofensivo, una apuesta que contenta al pasaitarra, convencido de que era la idónea para superar al Burgos de Jon Pérez, Bolo, el peor equipo visitante hasta la noche de ayer. No en vano, Bolo, que repitió el mismo once que una semana atrás empató ante el Andorra, ganó la partida a Mujika, al que le toca enderezar el rumbo de un equipo que le miércoles, además, se estrena en Copa en un mal momento para ello.

Se esperaba a un Amorebieta similar al que batiera al Tenerife dos semanas atrás, a un equipo con colmillo, por aquello de la necesidad imperiosa de sumar y por el hecho de competir en casa. No hubo, sin embargo, rastro alguno durante el primer acto de cualquier versión reconocible del conjunto azul, que asomó muy malas sensaciones, desorientado en su propuesta, con apenas juego combinativo, sin verticalidad en sus acciones y resignado a la inercia que quería el Burgos, que probablemente conocía su partido más cómodo lejos de El Plantío para despiste de propios y extraños. Erik Morán intentó alguna cosilla, Sibo, que gozó de un disparo desde la frontal que se le fue Arriba por poco, destruyó más que creó, en tanto que los puntas, salvo en una acción personal de Dorrio que acabó en córner, no dieron noticias de su existencia. Así las cosas, fue el equipo de Bolo el que expuso más y el que más llegó al área rival. Avisó Curro Sánchez, un futbolista talentoso; después lo hizo Borja González, cuyo disparo lo desvió Pablo Campos; Fer Niño, ex del Villarreal, apareció y la fortuna recompensó al cuadro castellano en un remate de este último que Garreta introdujo en propia meta. Todo un mazazo para los zornotzarras, que no lanzaron tiro alguno a los tres palos de la puerta defendida por Caro, a un minuto del descanso.

El paso por vestuarios requería al Amorebieta a cambiar varios matices. Mujika sacrificó a un flojo Morcillo y dio entrada a Luis Quintero, con el que los azules ganaron en profundidad, un plus que pedía a gritos en su deseo de cambiar la dinámica de juego. Emergió entonces y ya con Álex Carbonell y Jauregi en el verde, un Amorebieta más creíble, porque lo cierto era difícil hacerlo peor que en la primera mitad. Dani Lasure y Álvaro Núñez, además, se liberaron y explotaron sus respectivos costados, por los que llegó el peligro de los azules ante un Burgos que dio un paso atrás. Lasure disfrutó de una gran ocasión con un disparo duro que tocó Caro y sacó bajo palos Elgezabal, una acción que impulsó al colectivo de Mujika, solo inquietado por el susto que firmó Ojeda en una contra que se topó con el palo de la meta de Campos. Quintero acentuó su sociedad con Álvaro Núñez, pero sus golpeos no encontraron ni portería ni compañeros para desesperación de un equipo que la volvió a tener en un remate de cabeza de Jauregi que abortó de nuevo Caro. Las balas se iban agotando, a la vez que el reloj corría de manera vertiginosa en contra de los intereses de un Amorebieta que acentúa su delicada situación en la tabla.