No son malos tiempos para la lírica en el Barakaldo, pese a lo que exprese la conocida canción del grupo Golpe Bajos. Lo cierto es que la entidad aurinegra ha pasado de estar con el agua al cuello a visionar un futuro mucho despejado del que se intuía hace poco mas de tres años, cuando se conoció su deuda con la Seguridad Social que, tal como desveló este periódico en junio de 2019, se elevaba a un total 1,2 millones de euros, 600.000 euros más intereses por demora, y que hizo temer por la desaparición del club representativo de la segunda localidad más importante de Bizkaia y con una masa social solo superada por la del Athletic. Fue entonces cuando Jesús Mari Isusi y su equipo cogieron el toro por los cuernos para presidir una Gestora que sustituyó a la Junta Directiva presidida por Orlando Saiz, el mandatario que no evitó ese desfase con la Tesorería General del Estado. 39 meses después de aquella tormenta que tambaleó los cimientos del Barakaldo, la Junta de Isusi ha trabajado muy duro para salvar a un club histórico, primero al acordar los plazos de pago con la Seguridad Social, solucionar después con éxito el concurso de acreedores y consumar la transformación de la entidad en sociedad anónima, hecho que será realidad a partir de la próxima semana, cuando la Asamblea de Socios ratifique el último trámite para que el Barakaldo entre en una nueva dimensión de la mano de un grupo inversor formado por empresarios vizcainos que aportan un capital de 2,1 millones de euros.

El 15 de este mes, así las cosas, supondrá un antes y un después para el Barakaldo. Será, a priori, la última asamblea bajo la actual condición de club y de socios. En la misma la Junta Gestora someterá a votación del órgano soberano las cuentas del ejercicio 2021-202 y que presentan un superávit cercano a los 50.000 euros de un presupuesto aprobado entonces en 524.000 euros, lo que desvela una gestión realista del momento de las arcas del conjunto de Ezkerraldea. El corte que ocasiona el proceso de transformación también obliga a la Gestora a presentar un balance contable de ganancias y pérdidas entre el 1 de julio y el 15 de septiembre de este año, con anterioridad a convertirse en sociedad anónima deportiva, además de poner sobre la mesa un presupuesto que ronda los 900.000 euros, que supera el 70 por ciento al del ejercicio anterior, un esfuerzo acorde a un proyecto deportivo enfocado a intentar el ascenso a Segunda RFEF, liderado por Joseba Núñez, extécnico de las categorías inferiores del Athletic, en la dirección deportiva, y por Imanol de la Sota, exentrenador del Bilbao Athletic, en el banquillo.

En caso de que la masa social aurinegra dé el visto bueno a estos números, ya que todos los indicios apuntan a ello, la Gestora afrontará el último trámite burocrático, con la ejecución de las escrituras ante notario de la nueva sociedad anónima, su inscripción tanto en el Registro Mercantil con un nuevo CIF como en el de las asociaciones deportivas en el Consejo Superior de Deportes (CSD), que es el que en su día fijó el capital social de 2,4 millones de euros y que tiene que dar el último O.K. al que será el nuevo Barakaldo. Cuando ello se produzca, la Gestora ofrecerá su último servicio para convocar la primera Junta de Accionistas, en la que formarán parte los 189 socios que han adquirido acciones por un valor de 284.000 euros y el grupo inversor, que deberán decidir el futuro Consejo de Administración de la entidad.