EL centro municipal Barrainkua de Bilbao acogió en la tarde de ayer una enriquecedora charla-coloquio con cuatro técnicos de la categoría de bronce como preciados protagonistas. José Ángel Ziganda, entrenador del Bilbao Athletic y candidato al banquillo de San Mamés en caso de que Ernesto Valverde ponga en verano el punto y final a su segunda etapa al frente de los leones, estuvo acompañado por Ángel Viadero (Sestao River), Axier Intxaurraga (Barakaldo) y David Movilla (Leioa).

Bajo el título El camino del fútbol base al fútbol profesional, los cuatro técnicos, enrolados en los laberintos que conforman la Segunda B, se sumergieron en sus respectivas experiencias balompédicas para dar forma a un debate que saborearon el centenar de asistentes al acto. La anunciada ausencia por motivos personales del entrenador del Amorebieta, Félix Gallastegi, fue la única baja en una cita de altura en la que Ziganda fue cuestionado acerca de un hipotético ascenso al primer equipo del Athletic. “Me siento la persona más afortunada del mundo por poder hacer lo que hago en estos momentos”, se limitó a remarcar el de La- rraintzar al respecto, haciendo hincapié en lo “valorado” y “respetado” que se siente al frente del Bilbao Athletic, donde subrayó que “a mis 48 años no dejo de aprender cosas y aún me considero un chaval en ese sentido. A nivel de conocimientos nunca puedes quedarte parado y tengo las ganas, la motivación y la humildad necesaria para seguir evolucionando y mejorando”.

En la misma línea se expresaron Viadero, Intxaurraga y Movilla, todos con el trabajo diario y la motivación interna por bandera. “Ahora mismo me considero mejor gestor de grupos que entrenador. Al contrario de lo que me sucedía hace años, cuando me gustaba casi todo de los rivales y no tanto de mi propio equipo, ahora deposito la máxima confianza en mis jugadores y me siento más feliz. El estado de ánimo de un entrenador es vital”, reivindicó Viadero en una de sus intervenciones, confesando que el momento más emotivo que ha vivido en su carrera como técnico, tuvo lugar al término de la pasada temporada, cuando el River dijo adiós al sueño de ascender a Segunda y vio a sus jugadores “derrumbados” en Albacete, pero “con la conciencia limpia”.

la gestión de las plantillas El apartado en el que más incidieron los cuatro técnicos fue en la importancia de saber gestionar cada plantilla. “Desde el punto de vista del entrenador, cuya figura está sobredimensionada, la clave está en la administración y gestión del grupo humano con el que trabaja a diario”, señaló Intxaurraga, mientras que Movilla resaltó la necesidad de ser “sincero” y “honesto” con los futbolistas, puesto que “si les mientes intentando que crean algo que no es, tarde o temprano se van a dar cuenta de que les has mentido, por lo que yo no intento ser justo con ellos, porque sé que me equivocaría aún más si lo hago. Trato de ser honesto”.

La labor de Ziganda en el primer filial rojiblanco es similar a la de sus homólogos, pero no idéntica. “En el Bilbao Athletic me siento tan formador como entrenador, al tener que rotar más que otros equipos de la categoría y apostar por jugadores jóvenes que puedan alcanzar el nivel que exige el primer equipo”, destacó el navarro, que tras recordar con “cariño” sus primeros pasos como entrenador al frente de ocho niños de entre 6 y 7 años de edad en Larraintzar, admitió que “posiblemente piense demasiadas horas en fútbol, pero me siento un privilegiado porque entrenar me gusta tanto o más que jugar”.

La “adrenalina” que genera sentarse en un banquillo también la llevan consigo Intxaurraga, Viadero y Movilla, orgullosos de su pasado, motivados en el presente e ilusionados por cuanto pueda deparar el futuro.