En plena Aste Nagusia, cuando Bilbao vibrará al ritmo de tradición y cultura, Gurutze Beitia (Bilbao, 1965), volverá a estar al frente de los escenarios de la villa por partida doble, una como actriz junto a Gorka Aguinagalde, en el Teatro Campos, y otra como directora de la obra 'La llamaban loca', en Euskalduna, que aunque con algo de ficción, relata la historia de una mujer que se convirtió en un mito más de la villa.

Comprometida desde siempre con el impulso del teatro tanto en euskera como en castellano, y con una amplia trayectoria que abarca desde la comedia televisiva hasta el teatro más íntimo, Beitia relata la importancia de relatar historias de aquí, desde aquí y para los de aquí.

En esta entrevista, que tuvo lugar a bordo de un azulito, habla con cercanía del orgullo que siente al dirigir en su ciudad durante unas fechas tan señaladas la obra que homenajea a un personaje de la memoria colectiva de los bilbainos y de los proyectos que la mantienen en constante movimiento.

¿Qué significa para usted dirigir una obra durante Aste Nagusia?

Es un orgullo poder dirigir una obra durante estas fechas tan señaladas. Estar en el Palacio Euskalduna, que antes fue un astillero, con un equipo bilbaino, producción bilbaina... Pues es un orgullo. Esto se hará en muchos sitios pero como lo vamos a hacer aquí, en ningún sitio. Durante estas fechas, el público viene más dispuesto a disfrutar que nunca y se crea una conexión muy especial. La responsabilidad es grande porque es un momento clave y queremos estar a la altura.

¿Cómo surgió la idea de hacer ‘La llamaban loca’ con Karmele Larrinaga y Gemma Martínez?

Siempre estamos todos pensando ideas, pero generalmente es Jon Marín el que dice que no hemos hecho el homenaje de las inundaciones por el cuarenta aniversario o que no habíamos hecho un homenaje a la loca de Arriquíbar. Él es el que lanza este tipo de ideas, los demás las pillamos al vuelo, luego hablamos con Txemi Parra y él lo plasma en el papel. La idea para esta obra era la de hacer un homenaje a esta mujer que perdió la cabeza por una historia de amor y a partir de ahí, e inspirados en la canción de Mocedades, creamos esta historia.

“Dirigir una obra con un equipo íntegramente bilbaino es todo un orgullo. Como se hace aquí, en ningún sitio”

¿Ya han comenzado los ensayos?

Sí, ya estamos con los ensayos. Esta vez ha sido una preparación un poco diferente, porque hay que tener en cuenta la edad de los personajes ahora, pero ubicados en los años ochenta. Estas dos mujeres nacieron en los años treinta y cuarenta, así que tienen una visión distinta de la que tenemos nosotros en pleno siglo XXI. Esta semana hemos empezado con la escenografía y todo el atrezzo, pero ha sido un trabajo más psicológico que otra cosa.

¿Ha habido alguna anécdota durante los ensayos?

Hombre, siempre hay risas, siempre pasa algo... ¡pero no todo lo que sucede se puede contar! Ahora mismo no se me ocurre ninguna concreta, pero por supuesto que hay muchísimas anécdotas.

¿Había colaborado anteriormente con estas actrices en otros proyectos?

Por supuesto que sí, nos conocemos desde hace muchos años. En el caso de Karmele ya había trabajado con ella como directora en Boleros sin mentiras y Las chicas del trébol. También coincidí con las dos en Una hora, pero con Gemma hicimos un Disney que me fastidió un poco la vida. Nos conocemos desde hace muchos años, por lo que el trabajo se hace más fácil y ameno. Conocemos las ventajas y desventajas que tenemos cada una y en qué punto estamos. Así que por eso es todo mucho más sencillo.

¿Qué diferencia a esta obra de otras que ha dirigido anteriormente?

Tiene momentos muy tiernos. En líneas generales no hay mucha diferencia, porque todas las obras que he dirigido con esta productora están pensadas para las fiestas de Bilbao, aunque luego sigan funcionando durante el resto del año. Pero están hechas para que el público bilbaino disfrute de historias bilbainas. La obra tiene muchas risas, pero también momentos muy emotivos en los que el público se emociona y acaba llorando. Y este año, además, somos tres mujeres trabajando, lo cual también la distingue del resto.

¿Cómo fue su primera vez dirigiendo una obra de teatro?

Mi primera vez fue muy divertida y aparte de los teatros del curso musical, fue con Txemi Parra, codirigiéndonos mutuamente en la obra El dilema del jamón. Luego ya sola, dirigí Las chicas del nervio, con muy buen nervio, por cierto. Además, aquella obra fue premiada por la Asociación de Periodistas de Bizkaia, así que en ese aspecto muy bien.

¿Qué mensaje quiere transmitir en ‘La llamaban loca’?

Queremos transmitir un mensaje de mucha sororidad y también queremos mostrar que la locura es algo que fácilmente puede desarrollarse en cualquier momento de la vida y le puede pasar a cualquier persona que conozcamos. Por otro lado, queremos mostrar que la amistad entre las dos mujeres protagonistas puede ser muy poderosa y muy verdadera, aunque ello implique que las lleve mucho tiempo congeniar entre sí.

¿Qué proyectos tiene de cara al futuro?

El próximo año va a haber muchas cosas bonitas también para Aste Nagusia, pero hay que distribuirlas a lo largo de todo el año. Además tengo muchos bolos. Tengo una gira con zarzuela y vamos a ir a sitios como Tenerife, Málaga, Oviedo o Valencia, entre otros. También estoy con Juntos y revueltos, en la que comparto escenario con Gorka Aguinagalde, cuya función la tenemos el 16 de agosto. Y sigo con Las chicas del trébol, junto a Karmele Larrinaga e Iñaki Maruri. De esta productora por suerte, tengo muchos proyectos.