Bilbao. Que Francisco Román Alarcón Suárez, acuñado futbolísticamente como Isco (21-IV-1992, Benalmádena), es un jugador superlativo lo acredita el galardón Golden Boy que entrega la publicación italiana Tuttosport al jugador joven (sub'21) de mayor proyección del año. Es el broche que recoge actuaciones mayúsculas, aunque tampoco es garantía de nada mirando al futuro, pues el nombre solo se instala en las mentes futboleras en base a lo que acontece sobre el césped, ahí está la prolongación de una meteórica carrera. Isco, flamante, ya se ha puesto en acción para hacer crecer la que se antoja como faraónica trayectoria. Tratando de alejarse del concepto promesa, el malagueño celebró el premio que le reconoce internacionalmente de la mejor manera y ante uno de los mayores escaparates balompédicos, como es la escena ante un Real Madrid. Haciendo valer la audiencia, fue el maquinista de un convoy llamado victoria. Isco, tren inferior musculado, centro gravitatorio bajo, argumentos para su potencia y reprix, astuto y visionario, se puso por montera al Málaga y abrió el marcador con un tanto firma de la casa: golpeo fuerte, raso y arrimado al palo. Así descubrió la esencia de su gran obra maestra.

Pero concretamente no fue el gol, paradigma, aunque injusto, del buenhacer, lo que encumbró a Isco sobre el terreno de juego, sino el conglomerado de situaciones que fabricó. A sus 20 años, fue el timón del EuroMálaga, el jugador más participativo, como demuestran los 63 pases que concedió, más que cualquier compañero, de los 480 totales de su equipo; solo Essien le superó en la liza, con 73. El benalmadense era la orientación para los suyos, el medio de circulación, el GPS. Tal fue su recital que José Mourinho fusiló a Di María y Xabi Alonso, este último eterno como cajón para la confianza del míster, aunque ayer símbolo del desquicio madridista. Los dos fueron sustituidos tratando de cortar la hemorragia provocada en el centro del campo por un Isco genial que hizo de Özil la mediocridad. Un episodio, "una noche de diez", como dijo, que recordó actuaciones como el compromiso ante el Zenit, en el estreno del conjunto en la Liga de Campeones y en el que anotó por partida doble, o la de San Siro, jornadas que le han acreditado como mayor promesa mundial, desbancando a la competencia planteada por el italo-egipcio del Milan, Stephan El Shaarawy, y el guardameta belga del Atlético de Madrid, Thibaut Courtois. Y es que Isco recibió 137 votos, por los 125 del delantero rossonero o los 116 del arquero colchonero.

Ahora Isco es objeto de deseo de los grandes clubes del mundo. Llegó al Málaga procedente del Valencia en verano de 2011, donde le hizo debutar Emery, por 6 millones de euros, un precio que se ha multiplicado exponencialmente. Su salida del Málaga es bastante probable, pues su posible venta haría sanar las arcas del club. Su renovación, que está en marcha, añadirá valor al jugador, que cuenta con una cláusula de 21 millones de euros. Él, entre tanto, a lo suyo: "Estoy centrado en mi equipo y jugando para hacerlo grande". En 26 partidos de la presente campaña suma 7 goles y 8 asistencias, un golden boy.