Ander Zabala aterrizó este año en el club de remo de Orio de la mano de Iker Zabala, técnico con el que viene trabajando las últimas temporadas en calidad de preparador físico. Este remero santurtziarra ha iniciado su segundo periplo en la trainera amarilla, en la que completó tres temporadas entre 2014 y 2016. Zabala se muestra muy satisfecho con el rendimiento ofrecido en las primeras regatas de la temporada aunque no duda en señalar que Orio es un equipo en construcción y con mucho margen de mejora. A pesar de las seis victorias obtenidas en las siete primeras regatas oficiales, considera que las diferencias con los rivales son pequeñas y subraya que los detalles pueden resultar decisivos.

¿Cómo valora el inicio en la Eusko Label Liga con tres victorias en cuatro jornadas?

—La verdad es que ha sido un comienzo para enmarcar. Salvo una de las regatas que se nos escapó, hemos ganado tres banderas además de los tres campeonatos disputados en junio. Con todo, ha sido un inicio muy, muy bueno.

El sábado, sin embargo, cedieron 34 segundos en la bahía de la Concha.

—La bahía de Donostia es un entorno complicado. Siempre hay mucho movimiento de mar, aunque no sea por condiciones extremas como la altura de las olas o el viento. El agua parece estar hirviendo, y realmente, el sábado las condiciones eran difíciles para remar. Además, es una de las primeras regatas del calendario de la Eusko Label Liga y eso, unido a que somos un equipo en construcción, nos descolocó un poco. Donostiarra salió a romper e hizo una regata espectacular. Cogieron una ola que les dio una velocidad tremenda y sentenciaron la bandera. Desde ahí, empezamos a pelear por el segundo puesto con Bermeo.

¿Un resultado negativo como ese afecta a la moral del equipo, por muy fuerte que haya empezado la temporada?

—Si te digo que no afecta, mentiría. No cumplir con el objetivo de ser competitivos y quedar a más de medio minuto nos genera frustración, sobre todo después de la dinámica de buenos resultados que traíamos. No fuimos contentos a casa, pero teníamos claro que no teníamos que hacer grandes cambios. Simplemente seguimos trabajando, que fue lo que nos dio buenos resultados hasta ese momento, y confiamos en lo que veníamos haciendo. Pocas horas después, dimos la vuelta al resultado adverso.

“Me he encontrado un grupo de chavales con un potencial increíble y muchas ganas de trabajar”

Iker Zabala y usted han iniciado un nuevo proyecto en Orio. ¿Qué se han encontrado a su llegada?

—Me he encontrado un grupo de chavales con un potencial increíble, con muchas ganas de trabajar y de plasmar esas enormes posibilidades en resultados. Aunque el año pasado, 2024, fue muy bueno, siempre quedaba esa espinita de no haber ganado alguna bandera. La acogida ha sido muy buena y la predisposición para el trabajo ha sido excelente. Tanto Iker, con su método de trabajo, como yo con la preparación física, estamos trabajando muy a gusto.

¿Cómo es la convivencia entre los jóvenes remeros canteranos y los veteranos de calidad contrastada que han llegado al club?

—En Orio, la calidad de los canteranos es muy alta. Desde el minuto uno no hay distinción entre canteranos y otros remeros. Al final somos un solo equipo. Todos estamos al mismo nivel y lo único que importa es demostrar nuestra valía en la embarcación, sin importar de dónde vengas. Hemos logrado generar un ambiente de trabajo donde la convivencia es muy buena.

Se dice que en Orio el remo es religión.

—Sí, al final es un club histórico con un palmarés enorme, tanto en banco móvil como en banco fijo. El pueblo está muy volcado con el club, están pendientes de las decisiones que tomamos, los entrenamientos, y conocen a todos los remeros. Es un pueblo pequeño y el aura que rodea al club es impresionante, por lo que sí, se puede decir que el remo es una religión allí.

“El objetivo principal es alcanzar el mayor nivel competitivo posible, no solo medirlo en victorias”

Y la bandera de la Concha es sagrada.

—Sin duda. La bandera de la Concha tiene una importancia enorme en el mundo del remo y para un club como Orio es algo muy especial. Aunque la Eusko Label Liga va ganando relevancia, la Concha sigue siendo una regata con mucha historia y en la que se ponen en juego muchos factores. Es una regata que, por supuesto, tiene una relevancia especial para todos en Orio.

¿Cómo ve a Zierbena, Bermeo y Donostiarra, sus rivales en la tanda de honor?

—Los veo muy fuertes. A pesar de que hemos tenido buenos resultados, la diferencia con los rivales no es tan grande. Los detalles en las regatas resultan decisivos y el rendimiento de los rivales es muy alto. Siempre hay muchísima igualdad hasta el final de las regatas. A veces, esos pequeños detalles, como el entorno, son los que marcan la diferencia en los resultados.

Si Orio, como asegura, es un equipo todavía en construcción, cabe suponer que el bote tiene mucho margen de mejora, teniendo en cuenta que restan aún más de dos meses de competición por disputarse.

—Sí. Realmente hemos encontrado una buena cohesión en el equipo, aunque esto ha requerido tiempo. Un numeroso grupo de remeros venía de una forma de trabajar diferente y eso lleva tiempo para adaptarse. No solo es cuestión de entrenar, sino también de competir y aprender a reponerse en situaciones difíciles. En el caso del sábado, cuando el plan de regata se desmorona, es crucial no perder la cabeza. Este tipo de situaciones es lo que diferencia a un equipo más trabajado de uno que no lo está.

Tras lograr seis victorias en las siete primeras regatas oficiales, ¿hasta dónde puede llegar Orio esta temporada?

—La verdad es que no sé hasta dónde podemos llegar. El objetivo principal es alcanzar el mayor nivel competitivo posible, no solo medirlo en victorias. Nos centramos en el proceso: mejorar cada día a nivel individual y de equipo. Aún queda mucho trabajo por hacer, y aunque el inicio de liga ha sido bueno, no podemos confiarnos. El objetivo es mantener la estabilidad emocional y el rendimiento a lo largo de toda la temporada.