¿Qué balance hace de la legislatura y del papel del Gobierno vasco de PNV y PSE?

—Esta legislatura ha sido un fiel reflejo de la caída del mito de la buena gestión del PNV. No solo por la tragedia del vertedero de Zaldibar, ha habido más casos de esa ineficiencia, corrupción, enchufismo, clientelismo o el desastre de Lanbide, que viene de atrás. Además, han sido incapaces, controlando todas las instituciones, de traer la Ley de Aportaciones, un elemento fundamental del sistema institucional de este país. En 2007 se aprobó la última con una vigencia de cinco años.

¿La pandemia puede restar visibilidad en campaña a esas cuestiones que usted enumera?

—La OPE de Salud, que se ha llevado por delante a un consejero y a la cúpula de Osakidetza, ha sido precisamente un ejemplo de falta de transparencia, lo que ha debilitado al sistema para afrontar la pandemia. Hubo desorganización en los primeros momentos y una falta de protección que ha hecho que seamos la comunidad con más sanitarios infectados, y el Consejo Asesor de Enfermedades Infecciosas ha sido sustituido por un comité político de personas con carné.

¿Y qué alternativa plantean?

—PP y Ciudadanos hemos tratado de dar respuestas en nuestro programa, tiene que haber un plan de contingencia en relación a los test, poblaciones vulnerables, organización hospitalaria, en las residencias... Eso es básico, y no existía ni en el Gobierno vasco ni en el español. También es básico reforzar la atención primaria como puerta de acceso al sistema sanitario.

¿Temen que la alianza con C's les pueda restar apoyos, habida cuenta de sus posiciones históricas con respecto a la foralidad?

—Podía haber parecido en algún momento una cuestión problemática, pero no lo ha sido. Los valores que ambos defendíamos, la Constitución, el Estatuto de Gernika, han hecho que la asunción por parte de Ciudadanos de los postulados tradicionales del PP vasco en relación con la foralidad o el Concierto Económico haya sido muy fácil de alcanzar, y de hecho es un elemento estratégico de la coalición. Defender los derechos históricos y fortalecer a los territorios nos une más a los vascos entre nosotros y a los vascos con el resto de España.

La cuestión es que sus potenciales votantes lo perciban así.

—Bueno, eso ya será un problema nuestro, de cómo trasladarlo, pero lo vamos a hacer. Nuestro candidato a lehendakari, Carlos Iturgaiz, y el resto de candidatos, hablamos de esa cuestión, y también nuestros socios.

Dicen las encuestas que Vox no sacará escaño en Araba, ¿creen que, en todo caso, el apoyo que reciban les pueda perjudicar a ustedes?

—Dividir el voto de centro derecha nos perjudica, se ha demostrado en las últimas citas electorales, ha beneficiado a Bildu, lo que es terrible. Por eso hemos hecho ese esfuerzo PP y Ciudadanos de unir el centro-derecha.

¿Se contaminará Euskadi de la crispación generalizada en España?

—La crispación no es buena, y por eso mismo tenemos que decirles a los ciudadanos que somos una alternativa de gobierno, que tenemos recetas para salir de la crisis, que sabemos gestionar, que lo hemos hecho en el Gobierno de España, en Álava. En nuestro programa hablamos de moderación, de equilibrio, de alejarnos de la radicalidad de las posturas nacionalistas, que dan inseguridad también a los inversores y las empresas.

En el Congreso de los Diputados, sin embargo, no se palpa esa moderación.

—Es que algunos han utilizado torticeramente la palabra crispación cuando las legítimas críticas al Gobierno se han puesto de manifiesto. No paramos de oír al lamentable tándem Sánchez-Iglesias que la oposición crispa, cuando lo que hace la oposición, con Casado a la cabeza, es un ejercicio permanente de negociación, de poner propuestas encima de la mesa.

¿Qué debe saber el votante tradicional de su partido con respecto al nuevo PP vasco, tras la salida de Alfonso Alonso y el regreso de Carlos Iturgaiz?

—Tenemos un magnífico candidato, con experiencia, que ha sufrido los momentos duros de la política, que dejó un partido unido, estable y fuerte, y que ha vuelto después de quince años en Europa. Forma parte de la mejor cosecha de dirigentes y personas que tiene nuestro partido, como lo era Alfonso Alonso. Somos un partido de centro-derecha, vasco y vasquista, de referencia foral, y estamos todo aglutinados alrededor de Carlos Iturgaiz.

Alonso siempre decía que su principal rival era el PNV. ¿Cómo tratarán de llegar al votante 'popular' que piense en pasarse al PNV?

—El adversario identificado es el PNV, no cabe ninguna duda. Es el mejor aliado de Sánchez e Iglesias desde la aprobación de la moción de censura. Además, el elector tiene que saber que Urkullu apunta cada vez más a la izquierda en nuestra economía, y eso nos lleva a la crisis, como ha dicho el FMI. Por otro lado, el PNV pactó las bases rupturistas, independentistas y ultranacionalistas con Bildu. Ahora lo esconde, pero el 13 de julio estará buscando a Bildu para retomar la ponencia de autogobierno e ir a la ruptura.

¿Si no les salen las cuentas a PNV y PSE estarían dispuestos a hablar con Urkullu, como hizo el PP vasco en los dos primeros años de la pasada legislatura?

—Nosotros dimos el apoyo a los Presupuestos porque hubo una negociación, pero incumplieron lo pactado. El PNV cambió esas claves por otras radicalmente diferentes con Podemos, y la pretensión del PNV es apuntalar el acuerdo con Sánchez en el País Vasco y estar más cerca de Podemos. Nosotros lanzamos un mensaje claro de apoyo al emprendedor, el estudio de las bonificaciones fiscales, nos vamos a negar a cualquier subida de impuestos... Todo eso está en nuestro programa, si hay una ciaboga en esas políticas de izquierdas todo se podrá negociar, pero en este momento el panorama está oscuro.

Casado ha virado su discurso y ofrece un apoyo crítico al Gobierno. En ese sentido se podrían sentir legitimados para hacer lo mismo.

—Nosotros tenemos claras las ideas políticas y económicas, y planteamos medidas presupuestarias importantes, una contención del gasto corriente en relación a los chiringuitos nacionalistas. ETB es un pozo sin fondo, están las embajadas en el exterior, damos cientos de miles de euros para el desarrollo del euskera en instituciones del Estado francés... Si gobernamos aplicaremos esa posturas; si estamos en la oposición exigiremos esa contención.