El confinamiento y la restricción de movimientos aplicados en prácticamente todo el mundo para combatir el covid-19 ha llevado al sector aéreo a su peor crisis en años y ha empujado a los Estados a salir al rescate de las aerolíneas.

Las últimas previsiones de la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) no invitan al optimismo y según la IATA, que actualizó sus pronósticos hace unas semanas, el sector no recuperará los niveles de actividad previos al coronavirus hasta 2024 y durante el próximo año, el tráfico aéreo se mantendrá un 30% por debajo de los niveles registrados en 2019.

En este contexto, Nicolás López, analista de M&G Valores, define la situación del sector como "una cuestión de supervivencia a medio plazo".

López recuerda que las aerolíneas operaron a nivel mundial a un 10% de su capacidad en el segundo trimestre. En países como España, con el tráfico aéreo paralizado en el confinamiento, la actividad fue inexistente.

Los efectos de estos meses de parón en el sector ya se han hecho notar. El grupo IAG, del que forma parte Iberia, presentó a finales de julio unas pérdidas de 3.806 millones de euros en los primeros seis meses de 2020.

Otra de las compañías líderes, la alemana Lufthansa, cedió 3.617 millones en el mismo periodo, mientras que Air France-KLM presentó números rojos de 4.413 millones.

Algo parecido sucede en Estados Unidos: Delta Airlines lideró las pérdidas con 5.278 millones de euros. American Ailines se dejó 3.637 millones y United Airlines, 2.813 millones.

Con estos datos, López prevé unos "400.000 despidos a nivel mundial", y reducción de rutas en próximos meses.

Rescates y préstamos masivos

Con miles de puestos de trabajo en juego, los Estados han tenido que salir al rescate. Alemania acordó inyectar 9.000 millones de euros a Lufthansa, Francia 7.000 millones a Air France y Holanda 3.400 millones a KLM.

En España, el Gobierno ha creado a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) un fondo de rescate de 10.000 millones para empresas estratégicas al que podrían acogerse las aerolíneas.

El grupo IAG ha avanzado que no planea acogerse a esta ayuda, pero sí llevará a cabo una ampliación de capital de 2.750 millones de euros en septiembre, una operación en la que Qatar Airways, su principal accionista, ya ha confirmado su presencia.

Air Europa, con la que IAG está en conversaciones para una posible compra que espera cerrar antes de que finalice 2020, no se ha pronunciado aún sobre sus planes de acudir o no al fondo de rescate.

En EE.UU., el Tesoro puso en marcha un fondo de 21.000 millones de euros para evitar quiebras y despidos en el sector aéreo. A esas ayudas se han acogido, entre otras, las tres grandes aerolíneas del país: American Airlines, Delta Airlines y United Airlines.

Caso aparte es la renacionalización de Alitalia. El Gobierno transalpino, tras no encontrar inversores privados, anunció hace meses la intención de recuperar el control de la compañía e inyectar 3.000 millones para paliar los efectos del coronavirus.

La portuguesa TAP seguía el mismo camino, pero finalmente el Gobierno luso y el resto de accionistas llegaron a un acuerdo por el que el país aportará 1.200 millones y aumentará su participación del 50% al 72,5%.

Algunas compañías que no han sido previamente aerolíneas de bandera, como Ryanair, han tachado de competencia desleal este tipo de inyecciones de capital y ayudas estatales. Nicolas López cree que la situación extraordinaria actual justifica este tipo de apoyo y recuerda que "en condiciones normales estarían prohibidas" por los organismos responsables.

Otras aerolíneas han conseguido mantenerse a flote en estos meses a base de créditos privados que tendrán que devolver en próximos años.

Billetes más caros. La evolución de la pandemia y el levantamiento de restricciones a viajes son claves para la recuperación del sector y la viabilidad de las compañías. Los grupos más grandes no tendrán problemas para superar la crisis, pero las aerolíneas regionales corren el riesgo de tener que ser rescatadas o absorbidas por las grandes compañías. El miedo a contagiarse en un avión y la pérdida de poder adquisitivo de la clase media provocarán una recuperación aún más lenta. Es posible que las aerolíneas reduzcan los pasajeros por vuelo para asegurar distancia de seguridad, pero parece evidente que los billetes subirán de precio en los próximos meses.